sábado, diciembre 24, 2005

Pelo Mojado

Hace mucho tiempo que no voy al mar.

No hace tanto tiempo, cuando apretaba mis manos, podía sentir como la arena resbalaba entre mis dedos. Escuchaba con atención, en el silencio, y era capaz de oir las olas removiendo las piedras del fondo. Llenaba de aire mis pulmones y el aroma de las algas muertas y de la sal me envolvía como una manta.

Vivía sólo entonces, en una playa arisca, bronca, azotada por el viento. La constante violencia de la marejada hacía que el agua tomara un color grisáceo bajo las capas de espuma. La crujiente alfombra de algas, formando estratos, se secaba al sol a lo largo de una extensión de decenas de metros hacia el interior. No era un sitio amable con la gente y por eso por allí nunca venía nadie.

Pero un día, alguien vino acompañando a la marea.

Su piel cuarteada había perdido todo el color, y su cuerpo desnudo aparecía poblado de diminutas heridas. Desprendía un olor intenso, pero no era desagradable, era un aroma dulce que no me disgustó. Era el primer muerto que veía.

Le arrastré hasta mi refugio, donde nos podríamos guarecer a salvo del viento y del frío, y donde su cuerpo no sería picoteado por las gaviotas. No sé porqué, pero no se me pasó por la cabeza la idea de enterrarle en ningún momento. Me gustaba tener a alguien a mi lado, haciéndome compañía, aunque no hablara. Yo tampoco hablo mucho.

Qué puedo decir de aquellos días. Fueron inolvidables.

Un mes despues nos encontraron. A él le metieron en una bolsa negra y a mi se me llevaron aquí. Es una habitación pequeña, blanca, estéril. Tengo una ventana con barrotes desde la que se ven bloques de edificios grises. No me gusta este sitio.

Ojalá pudiera volver al mar.



Seguir leyendo...

Escritura Automática

Automatic writing is the most direct of Surrealist techniques.

Sit at a table with pen and paper; put yourself in a 'receptive' frame of mind, and start writing. Continue writing without thinking of what is appearing beneath your pen. Write as fast as you can. If, for some reason, the flow stops,leave a space and immediately begin again by writing down the first letter of the next sentence. Choose this letter at random before you begin, for instance, a 't', and always begin this new sentence with a 't'. Although in the purest version of automatism nothing is 'corrected' or re-written the unexpected material produced by this method can be used as the basis for further composition. What is crucial is the unpremeditated free association that creates the basic text.

-- Surrealist Games (Alastair Brotchie, Redstone Press)

Nunca podré olvidar lo que ocurrió aquella noche en la cabaña del tito Manolo. Yo estaba solo, pensativo, mientras hacía tiempo para que empezara la porno de la tele. Me había pasado media hora jugando a cazar moscas con lapos, pero eso no me llenaba espiritualmente asin que emepcé a disparar mocos a las hormigas que correteaban afanosas sobre el suelo. Entonces, un temor frio se apoderó de los vellosde mi culo. Una voz surgida del ano de Satán me habló directamente al serebro y me dijo (tenia voz de Pepe Viyuela): "Niñooooooooo". yo me cagué vivo y me dije que eso era producto de las drogas que me hab´ñia inyectado por via venal, pero la voz seguía ahí, golpeando mis sienes y diciendome cosas en un antiguyo lenguaje olivdado por los hombrews. esto de la escritura automatica esta muy bien, la verdad es que se rellenan las lineas mu rapido, a lo mejor sirve para rellenar formularios de hacienda y seria la rision. Yo a mi me gusta mucho el hjamon y ahora en la cena de nochebuena me vi a poner morao, espero que me regalen munchas cosas aunque yo no le voy a regalar nada a nadie por que no me sale del nabo.

El inventor de la escritura automática, Peter Jarlinton, nunca se imaginó las barbaridades que se perpetrarían mediante su técnica.

Seguir leyendo...

sábado, diciembre 17, 2005

Doce meses, doce causas

Sí, amigos. Parece que fue ayer cuando este blog surgió del ano de Satán para convertirse en el epítome de la brillantez y la genialidad que es hoy día, faro indisoluto de la excelencia en la red. Doce meses en los que nos han pasado de todo, desde comerciar de organos de monos, hasta rentabilizar el peso de nuestras descomunales heces.
¿Qué queda por delante? Ya lo sabeis, terminaremos algunos cabos sueltos, como las historias inconclusas que tantas simpatías han generado entre los más pequeñines, e incluso rescataremos alguna sección antigua.
¿Y habrá cosas nuevas? Por supuesto, amiguito. La innovación es la marca de la casa, y en este sentido podemos asegurarte que nada te va a faltar, este blog es tan delirante como una guardería regentada por jacko.

Os queremos y os damos nuestro amor.

Los amigos de este blog celebran alegremente el primer año desde su creación.

Seguir leyendo...

sábado, octubre 01, 2005

Rincón del visitante (4)


Nombre: Torcuato Ruiperez Guasch.
Edad: 29 años.
Ocupación: autolesionarse para cobrar el seguro de accidentes.
Aficiones: parecerse fisica y espiritualmente a Sandokan.
Special Moves: Mirada profunda y sonrisa discontinua (Puñetazo + Patada).
Opinión: "Eeeeuugh... Si le doy vueltas a mi pajarita, siento una presión en el cuello. ¿Por qué?"

Seguir leyendo...

Pequeños cambios de look


Tras unos restregones con el photoshop, me he currado una gonica cabecera nueva.

Seguir leyendo...

viernes, septiembre 30, 2005

Va de pelis

A falta de encontrar la claridad mental para continuar alguno de los relatos que tengo en stand-by (pese a que ninguno merezca tal esfuerzo), me voy a explayar a gusto rajando de algunas pelis que he visto recientemente. Esto no es Dias de cine, pero he descubierto que día tras día, mi pelo va asemejándose cada vez más al de Antonio Gasset, así que mi criterio en estas cuestiones debería marcaros el maldito camino.

Balzac y la joven costurera china
Basada en el libro (best-seller, por lo que he oído) que escribió el mismo que la dirige, Dai Sijie, y ambientada en plena revolución cultural china, narra los aconteceres de dos jovenes chinos, hijos de intelectuales 'peligrosos' para el pueblo, al ser confinados en una especie de campo de trabajo para ser reeducados. Ambos dos acaban enamorándose de una inculta y humilde joven a la que tratan de acercar la cultura en forma de libros de autores franceses. La joven queda prendada especialmente de Balzac, cuyos escritos le infunden unas extrañas ideas sobre la libertad que ninguna joven campesina debería tener.
Esteticamente, la película es una joya. La fotografía, supongo, es cojonuda. Pero es que hay que ser un patán deforme e inutil para desaprovechar esos magníficos escenarios naturales y esa luz que la película muestra. Unos paisajes abiertos bellísimos, capaces de hacer que un paisajista almidone los gallumbos. Nota: Pese a estar ambientada en China, está rodada en los Pirineos. La peli es franchute, logicamente. En China no deben estar por la autocrítica.
Por lo demás, poco más que decir, los actores no lo hacen mal, aunque luego, al ver los extras, dan la impresión de ser un poco mongolicos.
En general, muy bonita y agradable de ver.

Irreversible
Cambiamos de registro, y brutalmente. Si la de antes era una pelicula hermosa y agradable, la de ahora es como una patada en la boca del espectador (con bota de alpinista). El argumento es sencillo, y no vale la pena pararse mucho en él.
SPOILER: es la historia de una violación y la posterior venganza a manos de amigos de la victima.
Lo original de la cinta, es que está rodada hacia atrás. No en el sentido estricto, es decir, los personajes no hablan al revés, ni andan de espaldas, sino que las distintas escenas están ordenadas de tal forma que el principio de la historia es justamente lo que se ve al final de la pelicula. ¿Es original? supongo. ¿Es innecesario y artificioso? Si, joder. Salvo una especie de excusa mega chorra casi al terminar la cinta, la cosa no tiene sentido. Eso sí, el premio en Sitges por lo retorcido del montaje se lo llevó el director con dos cojones. Pero es que en Sitges, el mismo jurado es retorcido, así que no tiene mérito.
Seguimos: la peli es franchute. Esta afirmación sencilla y corta, encierra un montón de significado.
Sale la Bellucci. Esta segunda afirmación, unida a la anterior, encierra más significado.
Explicación: es una pelicula pretenciosa, puesto que es gabacha. Sale la Monica Bellucci, y puesto que la cinta es franchute, la vamos a ver como su madre la trajo al mundo. Pero volvamos al punto inicial, como la peli es gabacha, también veremos maromos en bolas, lo cual a mi no me apetece tanto, la verdad.
¿Y qué más hay que reseñar de la película? Aparte de lo dicho sobre el guión, que parece escrito por un niño de diez años, con escenas absolutamente gilipollescas (la del taxi, por ejemplo), hay una cosa que llama más que ninguna la atención: la violencia. La excesiva, enfermiza y explícita violencia mostrada en la primera mitad de la pelicula. No es una película apta para estómagos sensibles, a más de uno/a le sentará mal la comida tan sólo de escuchar el sonido de la película, y si encima es capaz de echar alguna que otra ojeada a la pantalla, es muy posible que la papilla acabe sobre la alfombra. El uso de tanta violencia, creo yo, tampoco es necesario. Pero seguro que el tipo que la hizo buscaba hacer algo polémico para tener más publicidad.

Bullitt
Esta película es famosa por la persecución de coches en las calles de San Francisco, en la que Steve MacQueen se sale del pellejo dando caza a unos mafiosos. Vamos, a cualquiera le dices 'Bullitt' y lo primero que le viene a la mente es eso. Yo había visto esa escena mil veces, pero nunca la película entera. Y qué decir: es cojonuda. Desde el principio, con esos títulos de crédito curradísimos para la época (año 68), hasta la fotografía, hasta la música (qué música!), pasando por las pintas de los actores, los coches, los pequeños detalles del director... todo rezuma calidad. Y a mi que, particularmente, la estética sesentera me produce un mongólico estado de complacencia, me ha parecido la leche.

Wilbur se quiere suicidar
Tipico ejemplo de "esto yo creía que iba a ser de risa". Pues no. El trailer no lo deja muy clarito, y debido a lo hilarante del título (a mi me lo parece), me puse la cinta dispuesto a pasar una noche desternillante. Vaya chasco. Para empezar, la peli pretende ser tragicómica, está repleta de humor negro, pero por unas cosas o por otras, no me acaba de sorprender ni de provocar un rictus medianamente parecido a una sonrisa. En fin, la historia: Wilbur es un joven huraño que comparte una librería ruinosa junto a su hermano. Wilbur, aparte de su tosquedad, tiene la particularidad de que no consigue suicidarse, a pesar de que lleva años intentándolo. Por eso está en una terapia de grupo para suicidas fallidos. Su hermano, que en comparación con Wilbur, es una persona la mar de agradable, conoce a una muchacha con la que acaba casándose, en parte para acabar con la soledad que los dos comparten. Bueno, los acontecimientos siguen a partir de aquí, pasan cosas que no voy a contar para no terminar de joder, etcétera, etcétera. Es, como ya he dicho, una película que, debido a que no queda muy claro si es un drama, o una comedia, o una mezcla de ambos géneros, te tiene completamente en guardia. Quizá ésto es lo más interesante, puesto que a estas alturas de la vida el cine se parece muchísimo a comprar en el super. Si no te llevas a casa lo que esperas, te sientes estafado, y reclamas. En este sentido, esta película es como comprar galletas y descubrir más tarde que dentro de la caja hay un sazonador para espaguettis. La ambientación, suburbial, deprimente y opresiva, está también muy lograda, y da la impresión de que incluso un minero asturiano en plena reconversión de plantilla parecería un magnate de la hostelería en comparación con los personajes nacidos de la sociedad escocesa retratada en la cinta.
La mano de Lars Von Trier se deja entrever al final de la cinta. Para mal.

Buffalo'66
Pelicula independiente, ganadora de mogollón de premios de festivales (independientes o no), en la que la mano (independiente) de Vincent Gallo dirige el cotarro de forma completamente magistral. Él se lo escribe, él se lo monta, él actúa, y él dirige. La historia de un joven que, al salir de la carcel, decide ir a casa de sus padres (que creen que en vez de en la carcel ha estado por ahí, dirigiendo empresas y tal) y para impresionarles, secuestra a una joven (Christina Ricci) a la que hace pasar por su mujer. Es un argumento completamente delirante, claro que sí, y seguramente habría sido muy fácil hacer un bodrio, una película a lo Farrelli, o un telefilme de sobremesa, pero a este tío le ha salido muy bien. Salen actorazos: Ben Gazzara, Angelica Houston, Rosanna Arquette (me encanta esta tía), e incluso Mickey Rourke (que incluyo como 'actorazo' debido a que por un error en el contínuo espacio-tiempo, no soy capaz de recordar Double Team). Desde luego esta peli es como el cine japonés de los cincuenta, o como un episodio de Seinfeld: no pasa absolutamente nada, pero alucinas pepinillos.

Bloody Sunday
Docudrama que narra los acontecimientos ocurridos en nosequé pueblo de Irlanda del norte (hace unas cuantas semanas que vi la peli), en los que el ejercito británico (los paracas, es decir, lo más basto del cuerpo) cargó contra manifestantes irlandeses asesinando a la hueva de gente. La poca simpatía que le tengo a los ingleses, en general, desapareció completamente tras el visionado.

Los sexoadictos
Que no engañe el título, no es la típica película de videoclub de humor zafio para adolescentes. No. Es una jodida obra de John Waters. Una obra menor, de acuerdo, pero para mí todo lo que toque este prohombre, merece figurar en el olimpo de los cineastas, o al menos, en esa parte del olimpo en la que hay prostitutas, fetichistas del cuero, enanos untados en aceite corriendo en bolas por ahí y demás parafernalia similar. Parece que este tio, al que idolatro, viva en un universo paralelo en el que existen productores dispuestos a financiar sus obras. Porque a veces me maravillo de que consiga sacar esos adorables productos de subcultura capaces de provocar incontinencia fecal en cualquier crítico absorvido por el sistema. Está todo en John Waters: cultura pop, decadencia, underground, personajes abducidos por el ano de Satán...
Actores (conocidos): pues tenemos a Tracey Ullman, como la protagonista casta y pura que tras un golpe contra un coche se convierte en una ninfómana. Johnny Knoxville, que tras Jackass, ha acabado saliendo en distintas pelis, pero en ésta con un papel a su medida: gurú del sexo. E incluso Chris Isaak, que con la pinta de finolis que gasta, no sé como ha sido capaz de participar en una obra del Genio Absoluto.
Dentro de poco veré American Splendor, película que tiene muy buena pinta, pero con un fallo garrafal: está basada en un comic de Robert Crumb, y no está dirigida por John Waters.

Corre Lola corre
Peli alemana. Lola debe conseguir un dineral para su novio antes de determinada hora, o un mafioso cabroya le joderá vivo. Debido a un desgarro en el tejido de la realidad, la pelicula se divide en tres diferentes conclusiones. Así vemos tres veces a Lola salir de su casa, vemos tres intentos distintos de conseguir la pasta, y vemos tres finales distintos en función de lo que Lola ha hecho. Sí, es original, y Framka Potente (Lola) hace honor a su nombre. También es verdad que más de la mitad de la película consiste en: Lola corriendo por la calle, con música supuestamente marchosa de fondo. Es decir, es un videoclip con breves retazos de actuación y dialogos. Para seguir con la estética videoclip, hay escenas de animación entre historia e historia.
Bueno, yo la vi entera, pero al final me estaba aburriendo de lo lindo. Aún así, me consta que hay gente que opina que la cinta es una maravilla.

Seguir leyendo...

jueves, agosto 11, 2005

Soneto a la Botella*


Siendo tu, como eres, tan distante
no hermosa, ni elegante, ni guapa,
es más, tan horrible como una rata,
y con el mostacho de un gendarme.

No suele ocurrir el que yo me espante
pero es ver tu cara deformada
y sentir el calor de una cagada
que del peso me baja los tirantes

Y es que Anita, eres a la hermosura
lo que el blanco nuclear a Mandingo,
desde que te vi no se pone dura.

¿Fue tu boca rifada en un bingo?
Pues no concibo más grande tortura
que tocarte y morir dando un respingo.

*inicialmente destinada a una de Lleida, pero no hay que vivir en el pasado, majetes.

Seguir leyendo...

sábado, julio 02, 2005

¿Pero qué puta mierda es ésta?

Precisamente entonces fue cuando le dio por silbar el himno de riego. Siempre había sido una chica algo rarita, había sido la clase de persona que pensaba de forma diferente, que hacía cosas que a los demás nos parecían extrañas, o al menos, pintorescas. Pero en mitad del funeral de su hermana estabamos casi seguros de que se contendría un poquito. La verdad es que fue algo muy impactante, al principio, pero bueno... cuando llegaron los curretas a tapar el nicho, la atención global se desvió hacia ellos. Su falta de emotividad nos demostró que el trabajo embrutece o deshumaniza, vamos, que deberían inventar algo para no tener que dar el callo. Les pagan por poner la losa, echar un poco de cemento y nada más, pero no estaría mal que les diesen un extra por trabajar con caras tristes, por hacer como que se enjugan una lágrima, por abrazar a algún familiar... vamos, sería un servicio más, y lo de enterrar es un negocio como otro cualquiera. Bueno, como otro cualquiera no, porque está claro que no tiene la misma capacidad de diversificación que una mercería, o unos ultramarinos, pero a nosotros nos haría mucha ilusión que nos enterrara alguien que no interrumpiera su trabajo para tomarse el bocata, mientras alguien del gentío entona el himno de riego, o enarbola una bandera del CF San Pedro como si le fuera la vida en ello. Lo cual nos recuerda que debemos comprar el abono. Ya mismo empieza la temporada, y la verdad es que no hay nada que nos apetezca más que tumbarnos sobre la hierba recién cortada y aspirar el aroma de la humedad verde, y dormir por la tarde mecidos por el croar de las ranas del río cercano, oler a verano, sentir la brisa que anuncia la llegada de la noche, descubrir la luna asomándose tras una montaña y más cosas que no vienen a cuento, como comprar un showarma en el turco de la esquina.
A todo esto, qué hambre nos ha entrado!

Seguir leyendo...

viernes, junio 10, 2005

Crítica literaria (Guest Star: Coldito)

El amigo Coldito ha accedido a verse publicado aquí, lo que él no sabe es porqué. Y es que cuando registras una cuenta de blog de Blogspot, te hacen firmar un apartado en el cual te comprometes a colaborar con un centro de educación especial, y con uno de sus alumnos con leve retraso. Coldito es ese alumno, y espero que el hecho de verse aquí contribuya de forma positiva en su psique. Los de la terapia dicen que puede que ayude.. Ahí sus dejo sus impresiones sobre el último libro que leyó. Y cuidadín, que si no habeis leído el libro, al chaval le importa tres cojones, lo destripa igual:

CIEN AÑOS DE SOLEDAD de Gabriel García Marquez

Bueno, he vuelto al mundo de la lectura, y el primer libro elegido (así, para regresar a este maravilloso y apasionante mundo) ha sido esta minudencia de nada. Para hacer las cosas como progresivamente, pues me meto entre pecho y espalda casi 500 páginas. Avisados quedais que tanto en esta reseña como en el resto que haga, escribiré spoilers varios sin aviso ninguno, aparte de este mismo. Por lo que si os quereis arriesgar, allá vosotros..

En fin, libro famosillo este que leí. La verdad es que el libro empieza de lujo, atrapandote poco a poco en la vida de la familia Buendía, especialmente, gracias a la fascinación que en mi provocó ese gran personaje llamado José Arcadio Buendia. Detalles como el del muerto que busca la esponja son impagables. El libro está lleno de este tipo de detalles, que al fin y al cabo, es lo que más se queda. Sin embargo, conforme leía y avanzaba, no tenía sensación de avanzar, pero sí de leer. Hay un momento en el que pasan cosas, pero no pasa nada. Todos se llaman igual, y ya no sabes si los que mueren o nacen son los mismos u otros diferentes. Me parece a mi que a mitad de libro al señor este se le fue la mano.

El final, pues un poco más de lo mismo, aunque remonta el vuelo un poco, pues sigue dando una sensación de incosistencia e intrascendencia importante. Llegando al punto de tener la certeza de que aunque te saltaras 100 o 200 páginas, al final, la sensación que te va a dejar el libro, es la misma. Es como ponerse a escuchar el viento. Escuchar dos horas o cuatro, reporta exactamente la misma expèriencia, porque hay un momento, que si no tienes reloj, la cosa empieza a hacerse como larga, como igual, como que no pasa nada y a lo mejor te crees que llevas 2 horas oyendo el viento, y llevas 4 o llevas 37 minutos.

Entre tanto, pues mientras oyes el viento, hay veces que puedes ver un pajarillo volando, una chavalilla de buen ver, un caco genante... cosas que te llaman la atención, pero que al fin y al cabo, son superfluos a la experiencia. La gracia por lo tanto, puede que esté en esos elementos superfluos, y no en escuchar el viento.

Después de esta analogía barata, vuelvo al libro. Me impresionó mucho el final, el punto donde las hormigas se llevan una pasa a su madriguera, una pasa que en un tiempo pasado (muy reciente además) fue un bebé. Es una escena muy dura, contada con total ligereza, pero con muy mala baba. Como en una precipitación de mala leche que se da lugar al final, como si esa mala hostia fuera la que desencadena el tornado que arrasa con Macondo.

En definitiva, mis conclusiones del libro es que el mundo se divide en dos tipos de personas: Aurelianos y José Arcadios y que todo lo que pasa mientras vivimos, no tiene ni importancia ni trascendencia en las insondables arenas del tiempo. El libro refleja muy bien esto, gran mérito el del autor, sin embargo, no por ello la lectura me parece más agradable o satisfactoria. Es como querer expresar un sentimiento de desidía y pasarse 1364 páginas sin decir nada interesante. Has clavado el significado, sin embargo dudo que por ello el libro sea más agradable de leer.

Seguir leyendo...

sábado, mayo 21, 2005

Vidas Secretas

Hola amigos. Hoy os voy a hablar de Bartolo.

Bartolo, cuyo nombre verdadero no voy a desvelar aquí, es amigo mío desde que estábamos en el parvulario. Puede que esto no sea nada trascendental, pensareis, pero claro, me falta añadir un detalle bastante importante: Bartolo es el Capitán Imposible, el famoso superhéroe. El mismo que se ha encargado de salvar nuestro universo las últimas tres veces (supongo que todos recordareis con una sonrisa aquella ocasión en la que los tiránicos Lores Hpgurnianos pretendieron modificar las órbitas de todos los planetas de nuestro sistema solar para que colisionaran entre sí. El Capitán Imposible les mandó a las prisiones de la pentadimensión de una buena patada en el culo.)
Pues bueno, Bartolo, al margen de su fascinante trabajo, lleva una vida bastante normal. Puede que incluso algo aburrida. No sé si os imaginareis los problemas de tener una identidad secreta, pero uno de los más importantes a mi parecer es el obsesivo ansia de “normalidad” que puede llegar a desarrollar. Me lo contó hace tiempo, después de volver de la nega-realidad en la que había estado aprisionado un año. Me dijo que después de luchar contra seres informes del espacio ulterior, de sobrevolar planetas a años luz del nuestro y de defender el prisma de las realidades de los ataques de la flota imperial Kolhj, lo que más le apetecía era llegar a su apartamento, ponerse el pijama y tragarse dosis masivas de anuncios en la tele. Si conocierais a Bartolo cuando es él mismo os asombraríais de lo que es capaz de hacer por algo de rutina. Sí, puede parecer extraño, y de hecho lo es. Pero en una vida como la suya lo difícil es encontrar regularidad. Todo son ataques lumínicos, destrucción a gran escala y exclamaciones del tipo de: “¡Al Cruzado De Wolframio no se le derrota fácilmente!”. Os lo podeis imaginar...
Bartolo no nació en este planeta. Volved a leer la frase anterior. Si no lo habeis asimilado, volvedlo a hacer. Bien.
Bartolo nació en un lejano sistema, y cuando digo lejano no me refiero a la distancia que hay de nuestro planeta a, por ejemplo, la galaxia de Artemisa o algo así. Eso son naderías. Me refiero a algo lejano de verdad. En el planeta Pharyl.
El planeta Pharyl, cuyo nombre verdadero tampoco es este, (no puedo revelar esos detalles. Imaginad que algún archienemigo de Bartolo leyera esto), consta en las guias estelares como un orbe magnífico y lleno de vida. Es muy parecido a nuestro planeta, y de una diversidad monumental. Los seres que gobiernan allí pertenecen a la misma raza que Bartolo, es decir, seres con apariencia básicamente humana. Pero por mucho que se parezcan a nosotros no son humanos, los humanos no podemos volar, ni levantar toneladas de peso, ni desgarrar el tejido del cosmos. Son, a falta de una palabra mejor, la hostia. O mejor dicho, eran la hostia, ya que hace tiempo que el planeta Pharyll y todos sus habitantes dejaron de existir. Algo relacionado con chocar contra el segundo satélite, creo.
Bartolo fue uno de los pocos afortunados que pudieron escapar de allí con vida. Su familia le envió hacia nuestro planeta en una capsula espacial cuando solo contaba con dos años de edad (calendario terrestre), debido a las similitudes atmoféricas y ambientales entre Pharyll y la Tierra. Aquí podría tener una oportunidad, no como los cuarenta mil millones de pharyallianos que sucumbieron en la hecatombe, ni como los seis estúpidos pharyallianos que se equivocaron de dirección y fueron a parar a aquel agujero negro.
Bartolo fue acogido nada más llegar. Tuvo suerte, sí, y la familia de lesbianas sexagenarias que le ofreció un cálido hogar también. Tuvo una infancia agradable. No era consciente de su origen, y sus madres nunca le contaron nada, ya que no lo creyeron necesario y temían que dicha información resultara perjudicial para su infantil mente. Así pues, se crió como un niño perfectamente normal en una familia de lesbianas sexagenarias. Sus superpoderes estaban en estado latente, no se manifestarían hasta la adolescencia.
Conocí a Bartolo a los seis años de su llegada a la Tierra. Y me di cuenta de que no era como los demás niños de la clase de párvulos. Cuando nos poníamos a jugar con plastilina, Bartolo siempre hacía lo mismo: construía una gran torre de plastilina, y en lo alto de ésta, un gran cañón apuntando al cielo. Cuando le preguntaba qué demonios era lo que había construido, él decía simplemente: “un cañón para salvarnos a todos” y cuando le preguntaba el porqué, se limitaba a mirarme con gesto distraido y decía: “aún no lo sé...” Solía darme escalofríos.
Pasó el tiempo y me convertí en el mejor amigo de Bartolo y en su compañero de juegos. Su juego favorito era “buenos y malos”, que consistía en que él hacía de super-héroe y yo de su malvado archienemigo, y luchábamos entre nosotros para decidir el destino de la humanidad. Supongo que de ahí le vino la vocación más tarde. También de ahí sacó lo que más tarde convertiría en su grito de combate: “¡Allá donde el mal aparezca para someter a los débiles, un rayo de luz surgirá y atravesará los negros corazones de aquellos que se dedican a cometer fechorías, porque el poder del bien es supremo y con él seré capaz de vencer a cualquier enemigo...” Bueno, en realidad este no es su actual grito de guerra. Tuvo que acortarlo bastante, ya que tras su último enfrentamiento con el Profesor Korkavian y sus Poderosos Perros Atómicos, a éste le dio tiempo a recargar su cañón de rayos magnéticos un par de veces al menos mientras Bartolo soltaba su discursito. La versión moderna es: “¡ Superdonut!”, que en realidad no tiene nada que ver con el anterior grito de combate.
Pasó el tiempo, y no supe nada de Bartolo durante mucho tiempo, al haber sido ingresado en una escuela diferente a la mía, subvencionada con los fondos de la agrupación cultural “Madres Lesbianas”. Yo, al permanecer en una escuela pública, tuve una infancia mucho más gris y ordinaria que la suya. O al menos eso supongo.
Pero la casualidad hizo que volviéramos a coincidir en el instituto. Allí me sorprendió mucho la forma en que había cambiado el pequeño Bartolo. Ahora era un débil y torpe muchacho, bastante patético que andaba como si fuera una sombra de sí mismo por los concurridos pasillos. Siempre iba cargado de libros, con unas horribles gafas el doble de grandes que su rostro y era el objetivo frecuente de las burlas del equipo de futbol americano al completo. En especial de Dan Rosenblum, el capitán de los “Leones de Junior High”, que parecía tenerle una especial tirria. Lo que ninguno de nosotros sabíamos era que Bartolo, ya plenamente consciente de sus superpoderes y de su lugar en el mundo, había desarrollado esa tapadera. Se hacía pasar por un joven tímido y miedoso para evitar que le asociaran con el nuevo superhéroe que acababa de empezar a repartir justicia por los barrios bajos, el increíble “Grumete Fúcsia” (que fue la primera identidad que adoptó Bartolo. Tras su madurez en el terreno superheroico, decidió adoptar su nombre actual y vestir con colores apagados en beneficio de sus misiones encubiertas)
Lo que tampoco sabía nadie era que el mismo Dan Rosenblum (que dicho sea de paso, es un nombre bastante inventado para proteger la identidad de terceros) acabaría por convertirse también en uno de los mayores enemigos de Bartolo en su faceta superhumana, al transmutarse en la amenaza conocida como “El Engendro” tras entrar en una habitación recién pintada con el elemento J-67, cosa que acabó por deformarle física y mentalmente. Con una pinta como la suya, era de esperar que se pasara al terreno de los supervillanos... ¡Pero ahora no es el momento de contar su historia!
Retomé la amistad con Bartolo en el instituto, y me dediqué a defenderle de muchos de los ataques que sufría por parte de los demás (aunque esos insultos y agresiones en realidad le importaban muy poco, apreciaba que yo intentara ayudarle) Fue por esa época cuando descubrí la identidad secreta de Bartolo.
Nos encontrábamos solos, estudiando para los exámenes finales en la biblioteca del instituto, y fue ese el lugar que escogieron “La Comitiva Del Mal” y los “Jóvenes Gladiadores Del Mañana” para tener uno de esos enfrentamientos que suelen tener cada pocas semanas y que siempre acaban con edificios derruidos, coches destrozados, y tuberías expulsando agua por todos lados en el mejor de los casos.
Ante mí tuvo lugar una transformación sorprendente. El escuálido Bartolo se incorporó con gran decisión e hizo chocar sus puños al tiempo que pronunciaba la palabra del poder: “FROREIFOS” y un relámpago azulado surgió de su cuerpo. Cuando pude abrir de nuevo los ojos, Bartolo ya no estaba, en su lugar estaba el Capitán Imposible, adalid de la justicia. Por cierto, Froreifos es una palabra totalmente inútil para nosotros, los humanos, así que no os servirá de nada gritarla mientras saltais por la ventana de un octavo piso con los brazos extendidos.
Bartolo / Capitán Imposible se unió a la pelea y logró apartar a los superhumanos de las zonas habitadas de la ciudad, evitando de esa manera unos daños colaterales que podrían haber sido muy graves. Solo una persona resultó herida en el enfrentamiento: el brillante genio de la química Steven Stitt, que sufrió los efectos de un derrumbamiento mientras se encontraba ocupado en su laboratorio subterráneo, realizando experimentos con acido clorhídrico, galletas integrales y pañales usados. Lo más dañado de su integridad fue su psique, pues desde ese momento juró vengarse de todos los seres con mallas del universo y se dio a conocer como: “El Vengador Envuelto En Kevlar”. Sus bombas tóxicas son letales.
Pero no nos desviemos de la historia principal.
Un poco más tarde de eso, Bartolo fue tomando conciencia de su lugar en el cosmos, y ansiando conocer su herencia oculta. Cuando cumplió 18 años, se prometió descubrir si habia más habitantes de su planeta natal, o si habian acabado todos hundidos en el vacio.
Por increíble que parezca, encontró a un habitante de su planeta natal, que a ojos humanos podría pasar por un perro callejero terrestre, pero que en realidad era un perro callejero pharylliano. Es decir, un perro capaz de hacer más cosas que su homónimo terrestre. Por ejemplo, de hablar. Sí, habeis acertado, me estoy refiriendo al Perro Imposible, compañero fiel de Bartolo durante todos estos años, y protagonista de su propio comic. Bartolo tuvo la suerte de encontrarlo actuando en un circo rumano, pero la historia de cómo llegó hasta allí es aún desconocida. El Perro Imposible tiene un bloqueo cerebral que le impide recordar asuntos de su pasado. Puede que eso sea lo que le ha convertido en el activo promotor de la lucha contra el alzheimer que es hoy día. Todos estamos orgullosos de él.

(continuará, o no)

Seguir leyendo...

sábado, mayo 07, 2005

El Maquinista

Uh...

La noche pintaba emocionante. Cena elaboradísima, a base de cuarto de kilo de jamón serrano a palo seco y una litrona de cruzcampo. Para completar la escalada de diversión, una peli. La elegida resultó ser El Maquinista, historia atípica, inquietante y extraña, que bien podría haber sido ideada por un esquizo tras una indigestión de peyote.
Tras una primera media hora en la que la principal preocupación que uno puede tener es: "¿de qué coño va ésto?", la cosa va tomando forma (levemente definida) y acaba resultando incluso entretenida. Yo diría que no es aburrida esta peli, pero claro, cuando la veía estaba poniendome hasta arriba de cerveza, y en esta situación bien me podría haber tirado hora y media mirando por la ventana con la misma muda fascinación.
Como contar algo de la pelicula sería destripar en cierta medida el argumento (el poquito que tiene) pues me limito a señalar ciertas cosas:

- Que todavia no he visto una pelicula de Aitana Sanchez Gijón en la que esta mujer demuestre lo que, a mi juicio, vale. Me da la impresión de que es una actriz de puta madre, pero todavia no le ha caido un papel en el que pueda lucirse. Me falta por verla en La Camarera Del Titanic, pero es que a Bigas Luna le tengo un poco (mucho) de asco. También puede ser que ande yo completamente equivocado y que la tía ésta no de para más, pero me resisto a perder la esperanza de verla en un papelón.

- Que Christian Bale es un puto enfermo, pero se ha ganado mi respeto y mi apoyo incondicional por haber sido capaz de quedarse como un alambrito para dar el tipo que requería el papel. Es que se le marca la calavera de lo flaco que está el mamón... Se come con patatas la transformación de DeNiro en Toro Salvaje. Y además no actúa nada mal.

- Que a pesar de que finalmente no me haya parecido una cinta memorable, me hace gracia la idea de que haya directores o productores que pretendan hacer cine comercial de otra manera, que no se dediquen tanto a coger el molde y producir siempre películas del mismo tipo. Digo yo que si siguen intentándolo, les saldrá alguna cosa interesante algún día. O no.

Seguir leyendo...

viernes, abril 22, 2005

Ahora eres un hombre (4)

Avanzaba renqueante a través del desierto. Había perdido la cuenta de las horas que llevaba en aquel lugar – mi reloj se había parado en las 5:36, posiblemente cuando esperaba en la parada – pero calculaba que eran demasiadas como para que el sol siguiera azotándome desde lo alto sin variar de posición lo más mínimo. Más de una vez desde entonces me arrepentí de haber abandonado aquel destartalado campamento de politoxicómanos, aquellos gatos gordos, y la seguridad absurda de que al menos no estaba sólo, como ahora, en medio de la nada. A mi alrededor el paisaje había ido cambiando gradualmente, desde un páramo reseco azotado por el viento, a un suelo arenoso que formaba dunas de altura creciente. El calor era espantoso, ya no soplaba el viento, y cada paso que daba me costaba más esfuerzo que el anterior. La idea peregrina y aventurada de que me encontraba en un lugar extraño que posiblemente no figurara en los mapas había empezado a perseguirme de forma punzante, tiempo atrás, pero a estas alturas ya se había asentado con total comodidad en aquellas partes de mi cabeza que aún no estaban anegadas por el sudor. Curiosamente, no tuve ninguna crisis de ansiedad, ni me venció el nerviosismo. Todo era tan sumamente increíble que parecía estar sucediéndole a algún otro.
Por desgracia, la sensación de agotamiento y aquellas agujas de punto que tenía clavadas en el costado me constaba que eran mías. Por cierto, ¿hacia donde estaba caminando?
Subí a una de las dunas con gran dificultad, y tras tomar aire, miré a mi alrededor. Estaba en el centro mismo del desierto.

Intermedio:
El gato se estiró sobre el sofá, dio tres vueltas sobre sí mismo, y se tumbó con la panza hacia arriba, y el hombre con pintas de militar retirado, aceptó la invitación que se le ofrecía y le acarició con una de sus enormes manos. Marcó una de las páginas y cerró el libro, luego dijo, con su voz grave:
“Pronto, muy pronto ella le encontrará”
Y entonces, resonó en la habitación una risa que no pudo reprimir.
Fin del intermedio.

No se me iba de la cabeza una canción de los Doors. Andaba maquinalmente, sin pensar hacia dónde iba, en lo que hacía, o donde estaba, solo tarareando en mi mente aquella monótona melodía. Ya no sentía fatiga, no era consciente de mis brazos, piernas, estómago, cabeza… era como si hubiese trascendido mi cuerpo, y ahora sólo fuese un espíritu que erraba por entre aquellas montañas de arena y polvo, deslizándome lentamente.
This is the end…
My only friend, the end…
No sabría decir cuánto tiempo pasó. Seguí andando, bajo aquel sol que no tenía ni idea de lo que era ponerse y dejar paso a la luna. Fijado encima de mi, me dio por pensar que no era un sol de verdad, que lo que estaba pisando no era un desierto de verdad, y que ni yo mismo me podía considerar una persona de verdad. Un pensamiento que levitaba sin rumbo. Un pedazo de seda, frágil, casi transparente, mecido por una brisa que tampoco existía. Caí al suelo una vez, y me levanté, con la arena pegada por todo el cuerpo. Dí otros dos pasos, volví a caer, con la canción a punto de morir en mis labios y la consciencia preparándose para saltar de mi mente.
Father?
Yes, son
I want to kill you
Mother?
I want to…

(continuará)

Seguir leyendo...

jueves, abril 07, 2005

Lecturas 4: Droga Dura.

Hoy toca Ulises de James Joyce.
Muy bonito. Le doy un 8.
Fin.
...
¿No cuela?
Bueno. A ver cómo lo digo...
Ulises, al contrario de lo que me pudo parecer antes de empezar a leerlo, tiene muy poco que ver con la Odisea de Homero. Existe una relación, claro. Cada capítulo está ligado a un pasaje de dicho mito, pero en la mayoría de las ocasiones es una relación muy debil y a veces cogida por los pelos. Ulises es, ante todo, una simple historia, que gira en torno a un día en la vida de Leopold Bloom, un hombre maduro de ascendencia judia en la Irlanda de principios del siglo pasado;pero la simplicidad del fondo no tiene nada que ver con la forma: la narración está adornada de detalles, llena de referencias inencontrables, de pasajes oscuros, de parrafos enteros que tienen pinta de morralla pero no lo son. Porque una de las cosas que deben quedar claras en este libro es que nada tiene desperdicio, y que cada palabra tiene su significado en la historia, ya sea como leit motif recurrente, como mecanismo para el conocimiento del personaje y de su contexto, o como ida de olla puntual del autor. A lo mejor estoy resultando un tanto pedante, pero joder, estoy hablando del puto Ulises de Joyce, no de Teo Viaja En Bici.Es un libro que no tiene sólo una lectura. Podemos coger el camino más fácil y leerlo como una novela -atípica, eso sí-, sin detenernos dos veces en los párrafos más ambiguos o extraños que nada tienen que decir sobre la historia principal, desligándonos de todos los artificios y ciñéndonos al esqueleto de la trama. Pero podemos, por el contrario, dedicarnos a leer cada página con lentitud, asimilandola en cada uno de sus detalles, volviendo si es necesario a releer páginas de capítulos anteriores y captando las sutilezas, los dobles sentidos y los guiños que no sean demasiado inaccesibles. De esta forma es como se puede entender la grandeza de lo que tenemos entre las manos, se le saca muchísimo más jugo al libro, y al contrario de lo que pueda parecer, se le acaba tomando la medida y termina siendo más ameno. Desde luego, lo que no debe existir es una lectura del libro 100% comprensiva, porque el gran número de referencias, la mayoría de las veces ambiguas y desconocidas, reduce muchísimo la posibilidad de deducir qué está diciendo el autor en cada momento, o al menos, por qué lo dice, siendo éste un trabajo que ya les debía costar lo suyo a los contemporáneos de Joyce, muchísimo más al lector de hoy día.
Vale, pero... ¿De qué carajo va el puñetero libro?
Ya lo he dicho antes. Es un día en la vida de Leopold Bloom/Ulises. Bloom, casado con una conocida cantante que le pone los cuernos, se dedica a sus quehaceres cotidianos. Asistimos a su desayuno, a sus encuentros fortuitos en la calle, a su empleo en el periódico, incluso le acompañamos en el funeral de un amigo. Sin embargo, Bloom no es el protagonista, tan solo el testigo de todo lo que va pasando a su alrededor. Hay capítulos en los que aparece solo durante un breve instante, mientras el tema principal gira en torno a una charla sobre Shakespeare en la biblioteca, o sobre la independencia de Irlanda en un bar. Es el personaje omnipresente, si obviamos unicamente los tres primeros capítulos del libro, que narra las primeras horas del alba de Stephen Dedalus/Telémaco, personaje con el que Bloom establece un importante vínculo.La historia de este libro no es nada convencional, aunque no es lo más importante ni de lejos. Lo que verdaderamente acojona es la forma de contarlo. Y es que Joyce experimenta en cada capítulo, juega con las estructuras, con la forma de las palabras, se mea y se caga en las convenciones, pero lo hace con un estilo tan elaborado y cuidadoso, que dan ganas de exhumar su esqueleto y darle un abrazo. Esta complejidad narrativa cautiva desde el principio mismo, cuando uno comprende que está ante un libro que debe leer alerta y con los cinco sentidos. El uso de la palabra interior, descubrimiento impresionante (aunque Joyce reconociera que no era suyo), es uno de los motores principales de la narrativa, consistente en plasmar en palabras todos y cada uno de los caoticos pensamientos, recuerdos y anhelos que van surgiendo en la mente de los protagonistas, pero no el único. Las visiones, las alucinaciones, los flashbacks... Se pasa de la realidad a la surrealidad en menos de un párrafo, es brutal.
Cada capítulo está situado en una franja horaria, está relacionado con un arte, está escrito en un estilo distinto, tiene una referencia homérica, está ligado a un órgano y tiene un color que lo representa. Esta complejidad no debería ser tomada muy en cuenta por el lector primerizo, que es lo que soy yo al fin y al cabo, pero hay veces en las que es curioso seguir este esquema para comprender algunas situaciones y conceptos. De hecho, al final de la edición que he leído, viene un esquema con toda esa información, esquema que Joyce no estuvo de acuerdo en publicar.
Y termino que me está saliendo un ladrillo considerable. Aunqeu al principio le haya puesto un 8, creo que es de esos libros que gana puntos con segundas o terceras lecturas. Puede que la próxima vez que me de por leerlo, le otorgue un 9, quién sabe. Este libro, aunque no es recomendable para todos los públicos, es para saborearlo más que para leerlo. Un libro de cabecera. Quiero una guinness ahora, coño.

Nota: Traía más libros para reseñar, pero como no quiero que este blog se polarice tanto en el tema "Lecturas", creo que por mi parte me dedicaré tan solo a comentar un libro cada mes, dando una puntuación sin explicaciones al resto:
- The Invisible Man, H. G. Wells (7'5)
- Merlin, Stephen R. Lawhead (7)
- Arturo, Stephen R. Lawhead (6'5)
- Brujas De Viaje, Terry Pratchett (6)

Seguir leyendo...

sábado, abril 02, 2005

Despedida tardía como hoy


Se ha ido al futuro Joaquín Luqui (1948 - 2005)

Seguir leyendo...

jueves, marzo 17, 2005

Rincón del visitante (3)


Nombre: Oliverio Pelayo Mazas
Edad: 16 años.
Ocupación: Pasar las horas muertas contemplando el contenido de sus granos por el microscópio
Aficiones: Observar con intensidad y fascinación todo lo que le rodea. Practicarse cortes de pelo con la tijera del pescado.
Tamaño de la carpeta porno de su ordenador: 34.234.674.225 bytes, el 45,2% de ellos fotos con ponys.
Opinión: "Mis labios son como los de Mr Potato"

Seguir leyendo...

domingo, marzo 13, 2005

Ahora eres un hombre (3)

III

Y hasta aquí hemos llegado. O habíamos llegado.
En el lugar donde debería haber habido una rotonda, un parque y edificios de oficinas, había un descampado, un poblado chabolista y, por lo que parecía, varios coches ardiendo.
En un salón, la llama de una vela tililante mostraba temblorosamente la figura de un hombre en albornoz que acariciaba un gato. El hombre reía, era una risa antigua.
No sabía donde estaba, el autobús se había largado aprovechando mi momento de pasmo, y yo estaba de pie, plantado ante la pesadilla de un harpaxofóbico. Reparé en el hecho de que habían reparado en mí. A lo lejos, junto a una pila de neumáticos que ardían, unos politoxicómanos con pinta de refugiados de Darfur envueltos en chándal volvieron la cabeza hacia mí un par de veces, y decidieron acercarse.
-¿Qué estás buscando?,- preguntó uno.
- Paganini, ¿has escuchado a Paganini?,- preguntó el otro.
A la primera pregunta no respondí, a la segunda sí, aunque solo para ganar tiempo mientras me pensaba que responder a la primera.
- Paganini, claro, muy buenos sus caprichos para guitarra. En especial el segundo.
- Lo que yo decía, ¿ves, como yo tenía razón?,- dijo el yonki melómano dando un empujón violento al otro.
- Pero no es mejor que Rachmaninov,- se defendió.
- ¿Quién?
- Coño, Rachmaninov.
- De ese sólo he escuchado el concierto nº3.
- ¿Y qué?
- Hmm, me sigue gustando más Paganini,- dije.
- ¡Lo que yo decía, yonki de mierda, tirao, eres un tirao! Rachmaninov a su puta casa, a tomar por culo. Te crees que por escuchar Rachmaninov es como si tuvieras a Cristo agarrao de los cojones, ¡y una mierda! ¡Hijoputa, cabrón!
Se pusieron a golpearse, cayendo al suelo entre nubes de humo, así que aproveché para irme.
¿Pero a donde? ¿Hacia donde? ¿Qué habría hecho David Hume en mi lugar? Y lo que es más importante, ¿por qué coño estaba pensando en Hume en ese momento? Me palpé la frente, pero no había signos de calentura. Al final decidí empezar a andar de vuelta hacia la ciudad, siguiendo la carretera por donde había venido.
Curioso la buena pinta que tiene un plan sobre el papel.
Allí no había carretera, ni parecía haberla habido nunca, ni se veía la ciudad a lo lejos. Tan solo tierra desolada, baldía, barrida por el viento. Completamente superado, me di la vuelta y en lugar de ver a los dos personajes que se peleaban justo hacía un momento, vi a dos gatos de color naranja, grandes y gordos, que me miraban con curiosidad, sentados sobre sus patas traseras. No había nada más salvo el yermo y áspero desierto. Una columna de arena pasó entre medio de nosotros de forma teatral.
- ¿Dónde estoy?,- pensé, o dije, no me acuerdo.
No contestó ninguno de los dos gatos, lo cual fue un alivio. Aunque no se podía decir que estuviera en la mejor situación posible. A decir verdad, ni siquiera sabía en qué clase de situación me encontraba. Solo, en medio de un desierto, con la única compañía de dos gatos rechonchos, uno de los cuales estaba lamiéndose el culo en ese momento, y con la absoluta certeza de que la cosa no iba a ponerse más fácil de repente.

Seguir leyendo...

Ahora eres un hombre (2)

II

Hacía un tiempo veraniego, casi de agosto, a pesar de que estaba entrado octubre. Pensé en eso que había leído en nosequé revista sobre el calentamiento global. Al parecer, los cinco años más calurosos de los últimos cien años habían sido los cinco años anteriores al actual, que estaba haciendo méritos para figurar en el hall of fame. Y lo que seguía no era más halagüeño, ya que posiblemente el calor nos haría buscar cobijo bajo la tierra. Nos estableceríamos en ciudades subterráneas, comunicadas por estrechos túneles apenas iluminados. Con el tiempo, nos deshumanizaríamos, convirtiéndonos en una subespecie, como los morlocks descritos por Wells (más tarde por Claremont), y llegaríamos a olvidar el mundo de la superficie. O quizá pudiésemos encontrar una forma de florecer bajo el manto, extraer energía del núcleo de la tierra y llegar a un segundo renacimiento como especie. Navegaríamos por ríos de lava en vehículos aislados térmicamente, conoceríamos nuevas especies de animales, y extraños materiales ocultos hasta la fecha. Me paré y dirigí una mirada cargada de simpatía a aquel cielo azul que tan pronto abandonaríamos.

- ¿Vas a cruzar o voy a tener que pasarte por encima, pedazo de subnormal?

Me aparté para que pasara el camión y miré a mi alrededor. No conocía muy bien esa parte de la ciudad, y todas las calles me parecían iguales, pero aún así seguí andando. Cuando por fin llegué a una zona conocida, me llamó la atención algo de las escalas. Lejos de allí, en mi pueblo, andar la distancia que había recorrido, me hubiese servido para atravesarlo de lado a lado y un poco más. Y el solo pensamiento de cruzar mi pueblo a pata era algo que infundía cansancio. Sin embargo, en la gran ciudad, esas distancias eran minúsculas, y quizá por eso, yo andaba más rápido y me cansaba menos, o eso me parecía. También iba fijándome en la cantidad de restaurantes extraños que había a un lado y a otro de la calle. Uno filipino, no me llamaba la atención desde que había visto a un filipino en mi pueblo pescando anguilas en un río contaminado al que iba a parar el desagüe. Otro japonés, seguro que era muy caro y te cobraban una pasta por un cacho de pulpo crudo. Aunque tenía ganas de probar esas bolas de arroz rellenas tan majas. Un italiano, demasiado visto. Uno indio, vaya, qué cosas comerán los indios. Espero que sean más higiénicos que cuando van todos en tropel a lavarse la sobaquina en el Ganges, pensé parado frente a la puerta.

- ¡Quítate de en medio, gilipollas!

Me hice a un lado para que pasara el coche. En mi pueblo solo eran tan bordes con la gente de la gran ciudad, así que me sentía como un equilibrante kármico de todo el asunto, y asumí medianamente mi papel en el orden de las cosas. Era genial contribuir al funcionamiento correcto del universo, me dije.

Por fin llegué a la parada de autobús. Decidí no sentarme en el banco, a pesar de que estaba libre, por una extraña manía, pero que tiene su origen en un chiste malo. ¿Cuál era mi autobús?, me dije. Miré al panel informativo de la parada y aluciné con el montón de líneas distintas que pasaban por allí, nada menos que cinco. En mi pueblo hay tres líneas en total (que funcionaban de pena), y aquí había cinco solo para esa calle. Pero, ¿cual era la mía? ¿Qué dijo mi amigo el militar?

- El 166, bájate en la última,- me dijo desde algún lugar en mi memoria, en sus brazos sostenía a un gato con el pelo erizado que miraba con odio a su alrededor.

El 166, qué casualidad, apareció al momento, envuelto en una extraña bruma que no venía a cuento.

- Je. Se nos ha estropeado el tubo de escape,- me dijo el conductor al reparar en mi interrogante expresión. Tenía acento rumano, o eso me pareció.

El único asiento libre era uno que estaba justo de espaldas al conductor, y que me hacía sentir molestamente observado por el resto de pasaje del autobús, que miraba justo hacia delante. Además, tenían todos una mirada hostil y desagradable. La mejor forma de trascender la incomodidad fue sacar el libro de la mochila y ponerme a leer. También saqué el discman, ya puesto.
El libro era Ulises, de Joyce, y la música era The Brown Album, de Primus, y tomé nota mental de la extraña combinación.
El Ulises se estudia, no se lee, me habían dicho una vez, y desde luego, se me ocurrían mejores bandas sonoras para una sesión de estudio, pero en fin, había que dejar suelta a la bestia por una vez.
Dado que me era imposible concentrarme en el libro, sustituía su lectura con frecuentes miradas hacia el interior del autobús, que se iba vaciando paulatinamente mientras avanzábamos, y con la contemplación vaga de los bloques de edificios del exterior. De vez en cuando volvía la mirada al libro, y se me quedaba fija siempre en el mismo párrafo:

"El anillo de bahía y horizonte contenía una opaca masa verde de líquido. Junto al lecho de muerte de ella, un cuenco de porcelana blanca contenía la viscosa bilis verde que se había arrancado del podrido hígado en ataques de ruidosos vómitos gimientes."
Qué bonito, James.
Lo memoricé. Seguro que más tarde o más temprano acabaría siendo uno de tantos leitmotiv.
Cuando acabó el disco acabó el viaje. Se me había ido completamente la cabeza, pensé. Ni siquiera había pensado en todo el tiempo que había pasado desde que me subí, pero dado que el disco duraba cerca de una hora... ¿Tanto se tardaba? Mientras cavilaba, el conductor miró hacia atrás y me dijo que me largara, así que eso hice, como buen ciudadano, dando un ridículo saltito desde la puerta. Un pequeño paso para el hombre.
Justo entonces miré a mi alrededor y me di cuenta de que no estaba donde debería estar.

Seguir leyendo...

Grimbergen Proudly Presents


Irene´s Optimo Bruno

Seguir leyendo...

Ahora eres un hombre (1)

What makes a man?
Is it the power in his hands?
Or is it his quest for glory?


Para Irene (*****)

I

¿Qué podía hacer yo sino ir? La tarde se planteaba amenazante, sentado en aquel sofá en el que me hundía hasta casi tocarme el pecho con las rodillas, bajo la hostil mirada de aquel ser barbudo con un aspecto que recordaba vagamente y al mismo tiempo la figura de algún antiguo dios polinesio y/o la de un militar retirado, que se empeñaba en ametrallarme a preguntas. Y para colmo de males, la situación se veía aderezada con la presencia intimidante de un horrible e hinchado gato que en nada tenía que envidiar al de Poe.

-Bueno ¿Y cómo va lo del trabajo? ¿Te han llamado ya?,- me preguntó levantando un ojo enrojecido por encima de su libro: “Napoleon meets Montgomery” de un tal V. Lukhashev.

Buena pregunta, me dije. La respuesta lógica y correcta era un 'no', rotundo, directo, pero esa era justo la respuesta que menos apetecible me parecía, ya que me hacía sentir exactamente como un fracasado, por muy ajustado a la realidad que eso fuera. Decidí camuflar el asunto con alguna explicación al uso.

- Sí. Me han llamado, pero por lo visto no les quedan vacantes ahora, así que tendré que esperar un poco. Así mejor, me queda más tiempo para repasar un par de asignaturas.

- Ya, ¿y cuantas te habían quedado? ¿Seis?

- Siete,- dije, y solté una risita nerviosa que sonó a bufido, y de la que me arrepentí en el mismo instante en el que escapaba de mi boca. Aunque no fue para tanto, después de dedicarme un breve gesto, apenas perceptible, que interpreté como de desagrado, volvió a la lectura, como si yo no existiese. Noté como me hundía paulatinamente unos cuantos centímetros más en aquel sofá azul y al momento, un repulsivo sobeteo áspero me sobresaltó. Descubrí al cabrón del gato rozándose contra mi brazo y esbozando una mirada de inteligencia maligna. Alarmado, intenté separarlo de mí mediante una sutil presión de mi dedo sobre su costillar, pero el bastardo soltó un maullido lastimero. El militar abandonó su máscara de apatía a favor de un gesto de sorpresa y dejó su libro en la mesa.

- ¿Eh? ¿Qué ha pasado?

- Je, nada, el gato, que se me ha echado encima y lo he apartado un...,- empecé, aunque no terminé, porque cuando me quise dar cuenta, el militar ya tenía al gato en sus brazos.

-Chiquitín, bonito, ¿qué te ha pasado? ¿Te han hecho daño?,- me interrumpió el militar alzando al odioso felino en sus brazos, llenándole de besos y haciéndole carantoñas.

Sentí la necesidad de quitarme de en medio. Sin reparar en brusquedades, me escurrí del asiento y me fui a la habitación de *****, donde procedí a mirarme frente al espejo mientras me golpeaba iterativamente la cabeza con los puños. Cuando empecé a notar el dolor, lo dejé, y decidí que había llegado el momento de salir de casa.

-Bueno,- dije al volver al salón.- Me parece que voy a salir a que me de el aire un poco, y de paso me acerco a recoger a su hija al trabajo.

Juraría que cuando me miró hubo un destello de maldad en su mirada, pero no duró una milésima de segundo. Casi instantáneamente sus facciones se relajaron y me despidió con parquedad manifiesta. El gato estaba lanzándome bufidos desde su regazo.

-¿Sabes cual es tu autobús, no?- me preguntó, repentinamente, con excesiva amabilidad, cuando ya estaba abriendo la puerta.

- Pues...

Pareció pensárselo.

- El 166, bájate en la última,- dijo. Sentado en aquel sillón, con su rictus torcido, y acariciando al gato que yacía sobre su regazo, era la mismísima imagen de Mefistófeles.

- Muy bien, ¡hasta luego!,- dije cerrando. Entonces me pareció oír un siseo inquietante en el mismo límite de la audición… ¿qué sería?

Seguir leyendo...


Amargo néctar ambarino ninonino

Seguir leyendo...

sábado, marzo 05, 2005

Atalaya, en el campo y en la playa

Hállabame yo solapadamente inmerso en mi refocilante inactividad y en la supina calma neuronal cuando de pronto, un estallido de chirriante sonoridad vino a perturbar mi estado de abotargada semi-vigilia. Algún obcecado ente había pulsado con terca obstinación el timbre malsonante de mi hogar.
Calmoso y con la faz aún sin remojar, me dirigí hacia la puerta y atisbé curioso a través de la mirilla. Ví tan sólo sus dos sombras, no pude adivinar sus rostros a través del velado cristal, mas abrí la puerta, consciente de mi superioridad física y de mi atlética constitución, cosas verdaderamente útiles en el supuesto de abrir la casa a ladrones.
No eran ladrones, sino testigos de Jehová, que me saludaron con fruición y complacencia. Preguntáronme si estaba interesado en ojear sus manuscritos: Levantad! y Atalaya. Ya que, según me dijeron, el mundo estaba a dos condenados pasos de convertirse en un erial, mas la salvación era posible.
Intentaron convencerme con buenas palabras y con retórica gorgiana, con amigables gestos en sus pálidos rostros, y con sonrisas vacuas. Pero me mantuve anclado frente a ellos y les dediqué no una, sino varias miradas despreciativas.
Se fueron, con su secta, a otra parte. A convertir a algún desgraciado. Qué sé yo.
Mi dinero no es para ellos. Mi dinero lo gestiona el Sumo Pontifex, que a través de internet me convenció para que me rapara los glúteos y me embadurnara de miel las noches de luna nueva. Mis hermanos y yo estamos preparándonos para el viaje final a las estrellas. Cuando el cometa Dubidubi cruce por encima de nuestro meridiano, tomaremos el sabroso nectar que nos dió el Sumo Pontifex y volaremos astralmente. Llegaremos a un planeta desierto y lo repoblaremos junto a las virgenes y vestales hermanas de la orden.
Escupo en los testigos de Jehová. Ptfiú! Adoran al falso dios.

Seguir leyendo...

jueves, febrero 24, 2005

Lecturas (3): Te ví a cortá la cabesa, hijodeputah!

No hay nada más salvaje que meterse un kilo de centollos vivos rociados con ácido de batería en los calzoncillos. Posiblemente. Pero Charles Dickens, en Historia De Dos Ciudades es capaz de pintar en pocos trazos situaciones que poco o nada tendrían que envidiar a las sensaciones producidas por un atenazamiento de la genitalia. Me refiero a la Revolución Francesa. Un momento y una situación históricos, de absoluta liberación social, que se saldó con hectolitros de sangre, con accesos de barbarie colectiva y con la invención de un aparatito al que se llegó a amar con fervor platónico: madame guillotina.
En una ventana que abarca esta época, desde los últimos momentos en que la realeza francesa pisa aún los cuellos de sus súbditos con verdadero desprecio, hasta el inicio de la tormenta que barre del país y del mundo a mucha de esta gente (y a mucha gente que no tiene nada que ver también), es donde se ambienta esta historia. A caballo entre París y Londres, entre la miseria y el triunfo de los pobres, y la aparente paz y tranquilidad del país más “civilizado” del momento.
No hay nada como el trasfondo, me reitero. La trama, aunque tiene trazas de novela de aventuras (de hecho puede ser considerada así) ahora que ha pasado algún tiempo desde que terminé el libro, me deja la sensación de haber sido un poco ingenua incluso para la época en la que fue escrita. Los distintos capítulos parecen no tener que ver entre sí (al principio), para ir mezclándose poco a poco a medida que se va acercando el final, hasta acabar completamente entretejidos en una sola trama, pero aún así es posible prever hechos futuros desde muy pronto. Quizá Dickens escribiera de esta forma porque no le importaba que el lector fuera capaz de adelantarse a su trama, con tal de poder disfrutar más vividamente de las descripciones de los lugares, de la gente, de las condiciones de vida. Utiliza un lenguaje muy gráfico, que consigue que apartes los ojos del papel en determinados momentos, debido a la crudeza que retrata, o a la imaginación que despierta. Precisamente, fue el lenguaje utilizado en un extracto de la contraportada el más importante de los motivos que me impulsaron a leer este libro: “Las carretas de la muerte avanzan con estrépito, chirriantes y siniestras, por las calles de París. Seis son las que hoy acarrean su ración de vino a la guillotina”. Si hay alguien que no encuentre sugerente este párrafo, deberían forrarle el ano con pladur.
Como ya he dicho, las descripciones son geniales. Y no deja de sorprender que, aunque la historia termina arremolinándose en torno a dos personas, son éstas las que más difusas parecen, como si fueran espectadores de sí mismos, descritos casi de forma arquetípica. El resto del elenco está perfectamente definido, su forma de pensar, sus gestos, su personalidad. Son los secundarios los que dan verdadera vida y hacen avanzar la historia.
Este libro es cojonudo, no se me ocurre forma mejor de definirlo.

Seguir leyendo...

domingo, febrero 06, 2005

Lecturas (2)

Hoy dos libros, de esos que te los lees en un soplido:
La isla del tesoro, de Stevenson.
Todos a la calle, de Michael Moore.

El primero es demasiado archiconocido como para ponerme a decir nada sobre él. Pero claro, es uno de esos libros que servidor no se había leído porque había visto la hueva de versiones cinematográficas distintas, incluída esa de animación en la que el prota era un gato. Y lo malo de eso es que uno dice luego... "pa qué me voy a leer el libro, si ya sé lo que pasa, y he visto peliculas mil?"
Pos mal hechooooo. El libro es una joya, que se bebe más que se lee. Y cuando termina, dices. "¿ya?" Coño quiero más. Qué bueno, joder.

Y tengo ganas de escribir algo sobre Stevenson, que su vida es interesante. Otro día.

El otro libro: Todos a la calle, es del gordo demagogo de Michael Moore, y es válido sólo para pasar el rato. No es que me interese mucho el estado del empleo en EEUU, pero la verdad es que Moore le saca chispa a casi todo, y tiene una capacidad de ironizar que raya en el delirio. Es casi una colección de artículos sin mucha relación, casi todos con muy mala leche. Especial mención al capítulo "OJ es inocente", y al capitulo posterior "OJ es culpable". O al experimente que hizo para comprobar qué clase de donaciones aceptaban los políticos en sus campañas. Creó sociedades ficticias a tal efecto, y mandó cheques. Comprobó con estupor como los políticos aceptaban dinero de asociaciones tales como adoradores de Satán o clubes de fans de asesinos en serie. La pela es la pela.

Bueno, un poco descafeinadas estas reseñas, pero no había mucho para arañar. El próximo comentario sobre libros será un poco más elaborado, porque merece la pena: Historia de dos ciudades, de Charles Dickens.

Seguir leyendo...

martes, febrero 01, 2005

Lecturas (1)

[Estreno sección para ir comentando lo último que voy consumiendo como lector. Son opiniones mías, no críticas de ningún estilo. Posiblemente sólo aparezcan aquí los libros que me gusten, a no ser que lea alguna mierda exageradamente horrenda, en cuyo caso la anunciaré a tutiplén. Si alguien se siente ofendido porque no alabo en demasía las virtudes de su libro de cabecera "Gordy, el unicornio mágico", que proceda a golpearse la cabeza con la machota.]

La forja de un rebelde, de Arturo Barea.
Trilogía autobiográfica. No está nada mal para empezar el año, siendo un libro bastante largo que no se me ha hecho pesado en ningún momento.
Empieza la historia con las vivencias que el autor tiene en su infancia, en el Madrid de principios del siglo pasado. Esta primera parte se titula "La forja". Al margen de que todo lo que se cuenta es, como ya he dicho, autobiográfico, lo que verdaderamente llama la atención es el retrato costumbrista que hace de la sociedad, sin artificios ni frases rimbombantes, y con una eficacia increíble, casi con el lenguaje de la edad que tenía entonces. Han pasado 100 años, pero gracias a sus descripciones, he sido capaz de reconocer lugares, esquinas, y puede que gentes, que todavía existen en la ciudad de hoy día. Posiblemente esta primera parte es la que más bonita me ha parecido de las tres. Sobre todo, una cosa que me ha encantado, es la descripción de las tensiones políticas y la realidad social del momento, algo que este libro te enseña mejor que una enciclopedia de historia.
La segunda parte tiene un cambio de estilo notable. En "La ruta", Barea ya no es un chaval. Está combatiendo en la guerra de Marruecos, y está viendo cosas que le marcarán toda su vida. Describe un ambiente militar totalmente corrupto, una falta de ética impresionante en los generales que envían a morir a la carne de cañón formada por los jovenes de los pueblos, y unas batallas horripilantes en las que la gloria no se asoma por ningún lado. Menciona especialmente el desastre de Annual y el del asedio de Melilla, trágicos hechos que se le grabaron en la memoria y que regirían su forma de ver el mundo. Interesantes las apariciones de personajes que después tendrían gran relevancia en la historia, o que la estaban teniendo en aquel momento. Millán-Astray, Sanjurjo, Franco... una panda de impresentables a quienes Barea no se molesta en juzgar, tan solo deja hablar a sus actos.
La tercera y última parte, "La llama", es la que comprende la guerra civil, y más concretamente el terrible asedio a Madrid. Al ser la parte de la historia de España que tengo más aprendida, he encontrado esta parte menos reveladora que las otras. Pero sin embargo, arroja una visión de la guerra que no tenía: la de fuera de las trincheras. Barea acabó teniendo una labor importante en el seno del aparato del gobierno republicano, siendo censor de las informaciones que los corresponsales extranjeros enviaban a sus países. De nuevo cambia el estilo de la escritura, siendo ésta la parte más sombría, más pesimista, que arroja menos esperanzas. Critica la estúpida lucha entre ideales políticos de la izquierda, uno de los mayores problemas de los republicanos; el desentendimiento de algunas zonas de la retaguardia; los crimenes en los dos bandos; pero todo lo hace desde el hastío, cuando ve que sus esfuerzos no tienen reflejo.

Este libro debería ser más conocido, y su autor tambien. Tras la guerra se exilió en Inglaterra y murió en los años cincuenta, habiendo publicado varios libros. Tuvo bastante más fama en el extranjero que en su propio país. No en vano, esta trilogía fue prohibida en España hasta el año 78, por razones obvias.

Es un tochaco, pero le doy un 8.

Más info:
Arturo Barea

Seguir leyendo...

Rincon Del Visitante (2)


Nombre: Iván Martos Godino.
Edad: 17 años.
Ocupación: Saco de boxeo de su insti.
Aficiones: Realizarse como persona mediante la elaboración de peinados con afán mongolizante.
Special Moves: Guiño Del Tigre (adelante, abajo-adelante, abajo + patada media)
Arqueo De Cejas Del Dragón (adelante, atrás, adelante + puñetazo)
Opinión: "Desde que entro a este blog, mis compañeros de clase me escupen en el bocata"

Seguir leyendo...

Cuentos Infantiles vol. 3

[Posiblemente el más enfermizo de los que van hasta ahora. Avisados estais]

Sus padres habían salido dejándoles solos por un instante. María cogió su muñeca y la desvistió. Su cuerpo era de plástico, estaba vacío, y tenía un brillo que María achacaba a la ausencia de vida. Su muñeca, claro está, no estaba viva.
Acarició los cabellos con aire ausente, paseando sus deditos a través de las hebras de fibra de color amarillo, tarareando una nana que sabía huera de significado. A sus seis años, sabía que estaba engañándose con ese ritual falso. Aquello que sostenía en sus manos no era nada. Le faltaba el calor, el tacto, el palpitar de un ser humano. No podía seguir gastando su tiempo en un objeto inanimado. Pero si tuviera alguna forma de insuflarle vida a su muñeca, la cosa cambiaría. Sólo tenía que rellenar su interior con aquello que se guardaba el interior de las personas, fuera lo que fuera. Coger lo que había en un recipiente e introducirlo en otro. No parecía muy dificil, pero no sabía por donde empezar.
Un gemido infantil llegó desde la habitación de al lado. Su hermano Christian se movía inquieto en su cuna.
María, dispuesta a abrirse a un nuevo camino de descubrimientos, agarró su muñeca y unas tijeras y entró en la habitación.


Seguir leyendo...

lunes, enero 31, 2005

Una mala tarde la tiene cualquiera (y 3)

Entonces pensé en otra posibilidad que no había pasado por mi cabeza hasta ahora. Pensé en si sería posible que nunca hubiese imaginado nada. Que yo en realidad no fuera el 'creador' de aquella situación. Si yo hubiese sido en realidad la historia imaginada de alguna otra persona... Me mareé un poco, vomité mientras me apoyaba en el esqueleto del coche, y me sentí peor de lo que jamás me he sentido en mi vida. ¿Yo había sido pensado por otra persona? ¿Podía ser? Sentí que mi vida tenía menos valor que el trazo de una pluma sobre el papel. ¿Qué había pasado con todos estos años? ¿Todo era una invención? ¡No!, grité. Mi vida, toda mi vida... pero... una revelación fría como un témpano se clavó en mi ser. ¿Qué vida? No recordaba haber vivido nada nunca. Mi existencia empezaba en el momento en que imaginaba la carretera, la lluvia, el coche... No había nada anterior a eso que pudiera recordar. Lloré, doblado en el suelo, durante no sé cuanto tiempo.
Pero entonces me levanté. Miré al cielo y grité. Grité lo más alto que pude.

Te grité a ti, al que escribe ésto mientras yo lo vivo. Y mis palabras iban sonando más y más fuerte.

Devuelveme al lugar de donde me sacaste.
No me hagas permanecer bajo la lluvia.
No me encierres aquí.
Dame un nombre, un pasado, un futuro.


¡¡Dame una vida!!.

Por favor. Escúchame.

...

Todo ha terminado ya.
Ya no estoy bajo la lluvia, ni junto al coche, ni sobre la carretera.
Me has escuchado, y te estoy agradecido.
¿Cuál es mi nombre? Mi nombre lo sé yo, y lo saben los que me importan, y con eso basta. He nacido, vivo, y algún día moriré. Puede que tenga amigos, y puede que no. Puede que tenga un trabajo. Puede que tenga una familia. Puede que viva felizmente. Puede que sea una persona horrible, o puede que no. Puede que sea hombre. Puede que sea mujer. Puede, incluso que me conozcas. Tú, que me lees, no puedes saberlo. Yo sé quien soy. Tengo una vida, es lo único que puedes saber, y ya no va a ser dirigida por nadie nunca más.

[fin]

Sólo porque yo quiero.

Seguir leyendo...


Chanquete ha muerto.

Seguir leyendo...

Una mala tarde la tiene cualquiera (2)

Contemplaba confuso mi nueva situación, mis ojos vagaban sin orden a través de aquel lugar. Todo lo que existía, era lo que veía. Salir de la carretera, o continuar caminando por ella era penetrar en un terreno de cuya existencia no tenía certeza, bien podía terminar ese universo limitado en una vastedad de negrura, o en una nada blanca, informe. No lo sabía. Sólo sabía lo que había imaginado, y eso era lo que veía a mi alrededor. Me acerqué al coche y miré dentro, para comprobar algo que ya sabía con certeza en mi interior. El coche era solo chasis, sólo armadura. Dentro estaba completamente vacío, no había palanca de cambios, volante, salpicadero... Sólo había imaginado la forma difusa de un coche, ni siquiera sabía qué modelo de coche, ni qué color, ni que aspecto detallado tenía. Empezaba a conocer el patrón de aquel sitio, y precisamente por eso, me asustaba cada vez más.
Había tenido el poder de imaginar aquel lugar. Y al imaginarlo, lo había creado. Existía, en algún lugar, en alguna dimensión, no lo sé. Pero existía. Y habría tenido la oportunidad de agrandarlo, de definirlo, de imaginar gentes que habitasen en aquel microverso. Cómo habría sido hablar cara a cara con alguien que hubiese imaginado. ¿Sería un ser con vida propia, capaz de comportarse de forma diferente en situaciones inesperadas? ¿O por el contrario estaría sometido toda su existencia a los gestos, palabras y actos que yo hubiese creado para él, sin poder salir nunca de esa especie de cárcel?
Pero bueno, ¿qué podía hacer yo sino seguir preguntándome esa clase de cosas hasta hartarme? No tenía oportunidad de volver. Pensé en imaginarme de vuelta, en casa, justo en el instante en que la abandoné, pero sabía que no funcionaría. Había perdido mi status de 'creador' justo en el momento en que me convertí en parte de mi propia creación. No podía actuar sobre mi entorno, seguiría imperturbable toda la eternidad. Nunca dejaría de llover, nunca se haría de día, nunca dejaría de soplar aquel viento cruel. Sólo yo, en medio de aquello, para siempre.

Seguir leyendo...

miércoles, enero 26, 2005

Rincon Del Visitante (1)


Nombre: Josito Manchuca.
Edad: 22 años.
Ocupación: Modelo a tiempo parcial y conductor de transpaletas mecánicas en el carreful.
Opinión: "esta pajina me a gustado mucho. tamien me gustan los tractore"

Seguir leyendo...

Musica para leer, Vol 2

Mighty and brave is the fighter of shade!!!
He's prince of the darklands... Dargor his name
!!!
Adopted by Vankar, old wizard of Helm!!!
disciple of evil he twisted his brain!!!

Fire burns between pride and honour
!!!
Steel wild pounds in his dragonheart
!!!
Face to face with the cult of evil
!!!
Prince of lands of the darkest dream
!!!

We sing to the wind the legend of the kings
!!!
to spread our heart to the kingdom of dust
!!!
where heroes are lost, where's reigning the shadowlord!!!

Power and glory but for the wrong side
!!!
For his tragic past he disowned the sunlight!!!
But Akron knows well all the truth of that day!!!
He needs him as fighter, a warrior so brave!!!

Fire burns between pride and honour
!!!
Steel wild pounds in his dragonheart
!!!
Face to face with the cult of evil
!!!
Prince of lands of the darkest dream
!!!

We sing to the wind the legend of the kings
!!!
to spread our heart to the kingdom of dust
!!!
where heroes are lost, where's reigning the shadowlord!!!

Mighty power of the unholy Rhapsody lyrics!!!!
Aumenta el glorioso léxico de tu legendario inglés cada día!!!

Seguir leyendo...

Una mala tarde la tiene cualquiera (1)

Todo había comenzado con una imagen: Una noche. Un bosque. Una carretera que lo cruzaba, y junto a ella un coche averiado. La única luz era la que provenía de la luna, velada por las nubes. La tormenta, en forma de lluvia y de viento, amenazaba con llevarse todo el lugar muy lejos.
La imagen había surgido en mi cabeza sin avisar, y de pronto estaba sentado, tecleando como loco e intentando plasmar la visión. Primero fue el color. La noche carecía de tonos. Todo era como una película antigua. Después vino la lluvia, que caía casi de costado, mezclada con un viento que cortaba la piel. El coche a un lado de la carretera, era una sombra negra y metálica, formando casi parte del bosque. La carretera era un sendero que se perdía a pocos metros, y detrás no había nada, solo tinieblas. Los árboles se doblaban violentamente bajo la fuerza descomunal de la tormenta. Todo aquello era lo que había imaginado, pero faltaba algo.
Fue entonces cuando me imaginé a mi mismo en la escena. Ocurrió lo impensable. De pronto me abandonó el calor y la seguridad que había tenido segundos antes. Mis ojos se encontraron ciegos y aturdidos. El crujido inmenso de ramas rompiéndose me desbordó los oídos. Sentí punzadas de dolor, como si diminutos alfileres se me estuvieran clavando a la vez, y descubrí que lo que me agujereaba la piel era la lluvia. Caí de bruces al suelo. Mis ojos se habituaron a la poca luz. Y allí estaba, junto al coche, completamente perdido.

[continuará]

Seguir leyendo...

viernes, enero 21, 2005

Subidón de cafeína ¡No!

Escribo estas líneas a las 3 y pico de la madrugada, en pleno abandono al delirio más tremebundo, y tras haber ingerido una dosis de café que podría haber levantado de la cama a Ramón Sampedro. Suena Moby Dick, de Led Zeppelin. Antes ha sonado No Quarter, posiblemente mi canción favorita de este grupo, y el momento espiritual ha sido tan intenso que he decidido rendirle homenaje a dicha canción, una de las pocas que hace que manche la silla mientras estudio.
Empieza con una apagada letanía de de notas sumergidas, con un eco resonante, con un tranquilo golpe de bajos de esos que te retumban en los pulmones. Y de pronto John Bonham aporreando su batería, un acorde de guitarra que te descoloca, otro más, y comienza ese riff mítico y acojonante que marca el tono de toda la puñetera canción. Luego vuelve al inicio, y de pronto se escucha la voz de Robert Plant, melancólica y casi rota: "Close the doors, put out the light, You know they won't be home tonight ..." Y entonces, de nuevo, el acorde estridente que te rompe los esquemas, la batería vuelve a aparecer con una contundencia feroz. Y tan pronto como llega, se va. Aparece el piano. Qué bonito. Es como escuchar una canción bajo el mar. Te relajas. Pero solo un poco, falsa alarma. El ritmo sube con la reaparición de la batería, el punteo solitario de Jimmy Page que va cobrando cada vez más fuerza. Sube el volumen, cacofonías de fondo, todo camino de una apoteosis delirante de sonido que cuando llega al cénit y parece que se te va a aparecer la virgen, se apaga rotundamente. Y vuelta al cambio de ritmo, de intensidad, todo se calma. ¿Pero esto no había pasado antes? Sí, pero no por eso te vas a dejar de sorprender cuando la batería vuelve a la carga y te saca del trance. La voz desatada de Robert Plant se convierte en una docena de lamentos, a cual más desgarrador. Y entonces el sonido va difuminándose, y la canción se acaba. Y empieza Moby Dick, que es otra maldita obra de arte que deberían enseñar en todos los colegios. Y después Thank You, que me pone los pelos del culo como escarpias. Y Over The Hills And Far Away, la primera canción de Led Zeppelin que aprendí a tocar, qué recuerdos. Y siguen, siguen apareciendo joyas toda la noche!

Seguir leyendo...

FE (Falange Española no, la otra fe)

La fe mueve montañas, eso dicen. El padre José subió y bajó unas cuantas antes de que la fe le encontrara, pero cuando lo hizo, se convirtió en el más devoto predicador de la Palabra, en el hombre más pío, en el pecador más humilde, y en la oveja más dócil.
Su capilla estaba precisamente en lo alto de una montaña, azotada por los vientos y al único abrigo de las nubes. Su congregación era pequeña, casi testimonial, pero fiel a todas las festividades. Llenaban la minúscula sala en dichos días, y el padre José les sermoneaba, les aconsejaba, les ayudaba como podía, y el rebaño estaba contento de tener un guía como él.No había nadie más viviendo en la capilla de la montaña. El padre José vivía de un pequeño huerto que cultivaba en un escalón soleado de la ladera, y a veces encargaba recados a algún parroquiano, porque él no se atrevía a bajar al pueblo y dejar la capilla sin nadie.
Porque en la capilla estaba Dios, y él no podía abandonarle.
Colgaba tras el altar. La talla tenía casi tamaño humano y era vieja, quizá dos siglos, pero conservaba la pintura, y el brillo de la madera pulida se había acentuado por los sobeteos de tantos años. Era Jesucristo en la cruz, con las muñecas y los tobillos claveteados y sangrantes, con la mirada casi perdida pero dotada de una descomunal fuerza, y la boca contraída en un rictus de pena. La corona de espino aparecía casi majestuosa apretada en torno a su cráneo, y las lagrimas de sangre se mostraban temblorosas, como recíen derramadas.
El padre José estaba enamorado de la imagen de Jesucristo. Para él no era simplemente la imagen, era la esencia de su Dios. Le hablaba, le besaba los pies, le limpiaba, rezaba frente a él, compartía pensamientos y dudas. Era el centro del universo, y se sentía horriblemente intranquilo si pensaba siquiera en separarse de aquel lugar solitario. A veces se sentía pesaroso, por sentir que no era suficiente su amor, que todavía podría crecer más en su corazón. Por desconocer la manera de demostrar toda su fidelidad y cariño, pero ¿cómo podía querer más a su Señor? ¿Acaso no había límite? ¿Habría llegado él al suyo tan pronto? No, era impensable.
Un día se despertó con un extraño brillo en los ojos. Con una determinación extraña pero imposible de vencer. El pecho le retumbaba de excitación, había tenido una revelación. Cogió sus herramientas y empezó a trabajar. Lo primero que hizo, con un cuidado y un cariño extremados, fue bajar a Jesucristo de la pared. Después vino lo más dificil, separarle de la cruz. Lo hizo con un millar de lágrimas brotándole de los ojos mientras movía la sierra con toda la precisión de la que era capaz. Luego lijó escrupulosamente la espalda de la talla para borrar cualquier signo de la anterior unión. Besó los hombros de la talla y la abrazó, abandonándose al aroma de la madera. Ahora solo restaba horadar la cavidad final.
Cuando al día siguiente, domingo, le encontraron los feligreses, estaba desnudo sobre el suelo de piedra. La talla, despojada de la cruz y con un horrendo agujero en la parte del trasero, estaba a su lado. Un reguero de semen y sangre les unía. El padre José había muerto de amor.

Seguir leyendo...

Cuentos Infantiles Vol. 2

Cuentos infantiles vol 2
Con un rápido gesto de la mano hizo desaparecer la moneda. Los niños miraron asombrados y se elevaron quedos murmullos. El viejo sonrió, desde su banco en el parque, a su párvula audiencia, y volvió a pasarse la mano por el cabello largo y canoso. En su mano volvió a aparecer la moneda, y la mostró reluciente.
-¿Cómo lo has hecho? - quiso saber Pedrito, con la mente aún sobrecogida por el truco.
- Aaah,- contestó el viejo.- Es magia. Simplemente ordené a la moneda que desapareciera por un instante y que después regresara al sitio desde donde partió. Es fácil si sabes las palabras.
Los niños asimilaron sus palabras con pocas dificultades y tremendamente ilusionados. El poder de la magia estaba en las palabras, y sí llegabas a conocerlas, podrías cambiar el mundo a tu antojo.
Pedrito volvió a dirigirse al viejo y le pidió que le enseñara.
- Te podría enseñar, pequeño,- le contestó el viejo.- Pero no puedo hacerlo aquí. Tendrás que acompañarme a ese pequeño cobertizo de ahí detrás.
Luego, se dirigió al resto de niños.
- Debeis guardar silencio, pequeños caballeros. Pues la magia está basada en los secretos, y toda palabra de más la perjudica.
Los niños asintieron. Y el viejo se fue, con Pedrito de la mano, al cobertizo.
Esa misma tarde hizo desaparecer su pene arrugado en el anito de Pedrito. Tres o cuatro veces, o más.

Seguir leyendo...

Campaña contra la lepra

Campaña Contra la Lepra.
Por sólo 1 euro diario, podrás ayudarnos a integrar a cienes y cienes de pobres leprosos en el mundo laboral. Con tu colaboración, crearemos una franquicia de hamburgueserías y una fábrica de comida para animales. ¿Salsa boloñesa? No, es que soy leproso y me he reventado un grano. Mamá, mamá dame una galleta. Cógela tú, hijo. Mamá, es que no tengo manos. Aaaah, pues sin manos, no hay galleta. Hola, ¿me da un gron de pipas?. ¿Un paquete de qué?

Más imbecilidades de mierda en un futuro muy cercano.

Seguir leyendo...

domingo, enero 16, 2005


gron

Seguir leyendo...

Cuentos Infantiles vol. 1

Rita quería mucho a su hamster Bruno. Cada día le limpiaba la jaula, le colocaba bien la rueda para que corriera, le acariciaba fruiciosamente las pequeñas gónadas con un bastoncillo de algodón empapado en colonia.
Rita quiso un día jugar con Bruno sobre la mesa de la cocina. Le sacó de la jaula con manos amorosas y le depositó sobre la extensa superficie de madera. Bruno la miró con sus pequeños y redondos ojos rojos. Movió nerviosamente el bigote y exploró fugazmente su entorno.
Rita acercó su cara a Bruno y le besó en la pequeña cabeza blanca. Bruno entonces saltó.

Bruno siempre había tenido una obsesión. Quería escapar de aquella jaula. Quería ser libre. Pero también quería matar a aquella horrible criatura que le mantenía prisionero.

Se agarró con sus minúsculas garras a la cara de Rita. Rita chilló. Bruno mordió sus ojos con histeria, mientras Rita caía al suelo y pataleaba como loca. La sangre empezó a manar y Bruno enloqueció totalmente. Cavó, como loco, a través de sus órbitas. Las atravesó con pequeños mordiscos. Rita se arañaba la cara violentamente sin conseguir nada y chillaba con una voz ronca, que surgía de su estómago. Bruno se abrió camino a través del ojo y siguió haciéndose hueco a dentelladas. Rita, tirada en el suelo, movía las piernas con espasmos irregulares y había dejado de gritar. Bruno alcanzó el cerebro, y soltó unas cuantas cagadas. Luego siguió royendo en otra dirección, durante un buen rato. Fue atravesando carne y musculos, visceras y tendones. Atravesó el cuello, el esófago y el estómago. Y justo entonces decidió que era hora de salir, y rompió la piel para salir del vientre de Rita, totalmente empapado de sangre. Era libre.

Seguir leyendo...

sábado, enero 15, 2005

Jo, que Noche

No me refiero a ninguna noche de maratón de pajas. Me refiero a la película, "Jo, que noche", de Martin Scorsese, película que regalé a mi hermano por navidad. Lo que nadie sabe (aunque a estas alturas ya se lo tienen que haber imaginado) es que es una de esas peliculas que a mi hermano se la deben traer al fresco, pero que a mí me apetecía ver y por eso mismo le cayó.
Luego quedé como el culo, porque él me regalo un iPod, pero qué le vamos a hacer...
Ví la película hace muchísimo tiempo, cuando en la primera cadena echaban sesión doble de pelis los sabados por la noche (yo debería tener 10 años o menos) y algo tendría, porque sin haberla vuelto a ver, me seguía acordando de esa atmósfera tan cojonuda, de algunas escenas particularmente extrañas y, sobre todo, del protagonista pasándolas putas sin saber cual sería la siguiente desgracia que le iba a suceder.
El protagonista es Griffin Dune, al que le he perdido la pista, pero lo último que supe de él es que andaba metido a director, y que se pasa media pelicula huyendo, y la otra intentando explicarse ante los demás para que no le persigan. La lista de secundarios es de lo mejorcito: Linda Fiorentino haciendo de las suyas (enseñando las tetas, jeje), Rosana Arquette con una cara de parroquiana que echa para atrás, Teri Garr completamente ida de la olla y con un peinado que ya estaba pasado de moda en 1985, Cheech & Chong en un papel jodidamente bueno que les viene al pelo (de mangutis), Bronson Pinchot (el de Primos Lejanos), entre otros.
Cada personaje tiene una tara mental de espanto, es lo que les hace cojonudos. Pero lo mejor es la atmósfera de ciudad nocturna, solitaria, y calurosa que logra transmitir Scorsese, al igual que después hizo en Bringing Out The Dead.
Resumen: un pedazo de peli, coño. Ya me podrían a mi regalar pelis así.

Seguir leyendo...

Hijordeputaaaaah

Se lo van a cargar, los hijos de puta niñatos de hollywood van a cagarse encima de una obra maestra del comic otra vez. ¡Nooooo!

Ahora le toca el turno a V de Vendetta.

Míralo y cágate en IMDB.

Parece ser que Natalie Portman será la pequeña feladora que sigue a todos lados al patán de V, y la verdad es que a mi la Natalie Portman me cae mal desde que se hizo con esa legión de fans pederastas cuando hizo "El Profesional", y peor desde que apareció en la infame nueva saga de Star Wars.

Parece ser que los Wachosky Brothers van a meter las zarpas en el proyecto, no sé si como productores o algo, así que ya me puedo ir llevando las manos a la cabeza porque tiene pinta de ser una gran cagada. Espero equivocarme, claro.


Seguir leyendo...