Tenía que ponerlo
Pong, el archiconocido y legendario juego de las raquetitas de los cojones, ha debido ser versionado un millón de veces (el original no sé si era de una consola atari, o recreativa. Yo jugué por primera vez en un spectrum de 48k). Pero pocas veces se le había ido tanto la pinza a alguien como para pretender emular los piques de este juego, y el stress ocasionado por la pelotita, mediante un interfaz basado en texto.
Cuando parece que nada podía sorprenderte, siempre hay algo que te devuelve la fe en los tarados del mundo.
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