sábado, septiembre 16, 2006

El Topo


El Topo

Año: 1970

Nacionalidad: Méjico

Director: Alejandro Jodorowsky

Intérpretes: Alejandro Jodorowsky, Brontis Jodorowsky, Mara Lorenzio, David Silva, Jacqueline Luis







Un pistolero vestido de negro cabalga junto a un niño desnudo a través del desierto portando un paraguas para protegerse del sol. Paran junto a un poste de madera y desmontan. El pistolero le dice al niño que entierre junto al poste un retrato de su madre y su primer juguete, porque ha cumplido los siete años y ya es un hombre.

Llegan a un poblado masacrado. Un río de sangre que mana de los muertos apilados en las calles lo atraviesa. El pistolero encuentra a un moribundo que le dice quién es el responsable: el coronel y sus hombres. El hombre desea morir, así que el pistolero le da su pistola al niño (su hijo) para que acabe con su vida. El niño le mata.

En una colina en mitad del desierto, un hombre besa unos zapatos antes de colocarlos sobre una piedra. Otro coloca un plátano sobre un cactus. Otro dibuja sobre el suelo una mujer desnuda usando montoncitos de arena. A continuación, el primer hombre dispara sobre los zapatos con su revolver. El segundo hombre corta el platano en trozos usando su sable. El tercer hombre se coloca sobre la mujer y le hace el amor mientras se lleva la arena a la boca.

Los pistoleros descubren con ayuda de un catalejo al hombre y al niño, cruzando el desierto, y se dirigen hacia ellos montando sus caballos para asaltarles. El hombre, tras intentar ignorarles sin éxito, les mata. Luego introduce cuatro anillos en la boca de uno de ellos, y deja que su cadaver se hunda en una charca.

Ésto, básicamente, es lo que pasa en los primeros 10 minutos de El Topo. Y posiblemente sean las escenas más normales de toda la película.

Posiblemente a un seguidor de la obra de Jodorowsky le resulte más fácil que a mí comprender de qué va todo ésto, porque a mí me ha sido imposible. Lo único que conozco de este señor se limita a haberme intentado leer El Incal, posiblemente su cómic más conocido (ayudado por Moebius en el apartado gráfico) y a verle soltar paridas: una vez en el programa del Dragó, y otra vez en una especie de conferencia que dió en el festival de cine fantástico de Estepona, la semana pasada. Claro, contar con este limitadísimo conocimiento de su obra puede equivaler a no ser capaz de entenderle, máxime si este señor tiene unas idas de pinza antológicas y cuando uno no sabe realmente si se trata de un iluminado o si simplemente está fatal de lo suyo. A pesar de ello, intentaré comentar mis impresiones de primerizo.

La pelicula, lo digo como aviso, es surrealista y arrastra una carga de simbología constante. Está plagada de mensajes que quizá supongan algo para el que sepa entenderlos o para el que esté medianamente familiarizado con el tarot o la psicomágia - invento del propio Jodorowsky basado en la autocuración -, a los que hace continuas referencias. No en vano Jodorowsky se dedica a ésto de echar las cartas y a pasar consultas cómo psicomago cuando no escribe. A pesar del continuo bombardeo simbólico, mantiene una especie de trama de fondo, por lo que la película no llega a hacerse pesada en ningún momento. Aún así, hay determinadas escenas que que aparentemente están deslabazadas del hilo argumental, y que descolocan bastante. El tratamiento de los personajes es también representativo del autor: el protagonista no es sólido, muta durante toda la película, se transforma continuamente en base a las circunstancias del momento y, aunque parezca que es la misma persona que en la escena anterior, ha cambiado significativamente respecto a ésta. Así, el pistolero despiadado del principio, que se llega a autodenominar Dios en una escena, llega a ser, al final de la película, una especie de monje payaso que hace números de circo acompañado de una enana.

La película en sí misma puede parecer un western, pero la historia es trasladable a cualquier contexto sin mucha dificultad. Está dividida en partes que se denominan con términos bíblicos. Así, en la primera parte, el Topo vence a los hombres del coronel y abandona a su hijo por una mujer del pueblo, dejándole al cuidado de unos franciscanos. En la segunda, la mujer le dice que no estará con él a menos que sea mejor, y para lograrlo debe vencer a los cuatro maestros del oeste, que más que pistoleros, son unos ascetas solitarios que prácticamente han abandonado el mundo. El Topo inicia un viaje al desierto en busca de dichos maestros, para vencerlos en un duelo. En la tercera parte, un Topo vencido, renace para convertirse en salvador de un pueblo de enanos que viven aprisionados en el interior de una montaña.

Dicen, a todo ésto, que se puede disfrutar de esta película sin consumir drogas. Aunque eso no quita que quede para el recuerdo como una de las cintas de culto de la generación hippy más desfasada, y que gente como John Lennon, fascinado por el surrealismo mágico de El Topo, se dedicara a financiar la siguiente producción de Jodorowsky (La Montaña Sagrada), en la que éste intentó contar con la colaboración de George Harrison (colaboración que al final no pudo llevarse a cabo por negarse el beatle a realizar una escena en la que le lavaban el ano en una charca llena de hipopótamos).

En la recámara me dejo algunas impresiones más sobre este chileno, por no hacer demasiado tocho el post, que incluiré si me da por ver Santa Sangre, otra de sus películas. De todas formas, si habeis sido capaces de leer hasta aquí os felicito por la fuerza de voluntad demostrada.

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