domingo, febrero 19, 2006

Tecnología para el arte

Continúo mi regresión a los 80 con un invento que se adelantó a las pantallas planas y a los tft, pero que no caló en el colectivo mayoritario.

La maravilla hecha pizarrita, el telesketch.

She loves you, yeah yeah yeah, she loves your telesketch

La pizarrita mágica ocupa un lugar importante en mi corazón, junto al casio pt-1 con el que realicé mis primeros solos de rock progresivo y con el que comparte estanteria en mi habitación (la estanteria de los 80 la llamo, solo me falta un poster de s.o.s equipo azul para que la triada sea completa) Cualquiera que la haya tenido entre sus manos es consciente del alto grado de comunión entre cuerpo y mente que es necesario poseer para crear el más simple de los diseños. Incluso hacer una linea recta, primitiva por defecto en el conjunto de funciones del aparato, costaba un esfuerzo mental considerable, ya que era dificil prever donde acabaría exactamente el puntero, quizá un milimetro arriba o abajo de donde debería, ocasionando ésto que el dibujo en el que tantas expectativas se depositaron en un principio, acabara resultando imperfecto y terminara siendo borrado mediante el moderno sistema de vuelco y sacudida con el que ingeniosos ingenieros de la NASA dotaron al invento.

El ingenio mecánico constaba de dos ruletas, una controlaba el eje horizontal del cursor, puntero o como quiera que se llame, y la otra controlaba el vertical. Para realizar una línea diagonal, había que invertir un tiempo considerable en el que había que controlar la velocidad de cada uno de los mandos en función del grado de inclinación requerido (dentro de la dificultad de una linea diagonal, la más fácil era la de 45º, ya que la velocidad de los dos mandos se igualaba. Para inclinaciones diferentes, era importante el desgaste de cordura producido). Si el objetivo del artista era realizar figuras más complejas y de inclinaciones variantes, como circulos, espirales, o funciones trigonométricas varias, ayudaba mucho el practicar budismo zen y tener abiertas 6 o 7 puertas del alma.

Un apartado aparte merece el tema del borrado. El telesketch funciona de la siguiente manera: tras la pantalla de cristal se esconde el puntero destinado al dibujo que se controla de la manera antes mencionada, y una multitud de extrañas bolitas que reposan en el fondo. Con cada movimiento, las bolitas es mueven y se golpean unas a otras resultando en un sonido característico y relajante. Pero su función no es esa. La función de las bolitas es la de mover un polvillo terroso que es el encargado de emborronar el cristal desde dentro, una vez que se vuelca y se agita. El puntero, más que dibujar, actúa borrando ese polvillo, con lo que se consigue un dibujo por mecánica inversa. Este ingenioso dispositivo puede ser descubierto sin necesidad de abrir el cacharro. Simplemente "coloreando" un área de la pantalla con paciencia y tesón, es posible abrir una ventana al interior mágico del telesketch.

Mi telesketch, que guardo en excelentes condiciones de conservación, tiene una pegatina de Sher-Man, uno de los enemigos de He-Man en actitud agresiva con una espada corta.

Es la puta polla mi telesketch.

1 comentario:

Darío R.R dijo...

Qué juguete más mítico el telesketch!!