...and now for something completely different

Soy feliz.

Y esta vez no lo digo porque la vida me haya dotado de un cuerpo atlético y musculado forjado en adamantium, ni por estar bendecido con una inteligencia inabarcable que relega a la de Stephen Hawkings a un nivel de taller ocupacional.

Lo digo porque estoy disfrutando como un enano con la construcción de barquitos.

Concretamente éste, el Bluenose.

Y siendo el primero, estoy depositando en él, además de mi amor y orgullo, todos los fallos de principiante existentes en el mundo del modelismo. Ya es seguro que no flotaría ni cargado de bombonas de helio en el mar muerto. Ahora sólo queda asegurarse de que el resultado final se parezca remotamente a un barco. O vehiculo marino. O kraken.

La culpa de que esté atentando contra la ingenieria naval la tiene Irene, que la pobre me hace caso cuando le digo que me regale estupideces de éstas. Lo tengo todo legalmente dispuesto para que, en el caso de que haya responsabilidades penales al acabar el modelo, ella no se vaya de rositas.

Yo fui de los que tuvieron el barco pirata de playmovil. Y lo mantuve en mi estanteria bastante tiempo (al principio para jugar, más tarde porque en su bodega escondía una baraja de cartas ilustradas con fotos muy muy guarras). Y supongo que de ahí me viene la afición. De ahí o de los hidropedales de alquiler, aunque de ésto no estoy tan seguro.

Recordad, amiguitos: aunque el superglue coloca cantidad, es sano divertirse sin drogas!