The Incredible Shrinking Man
Si nos ponemos a hablar de peliculas de serie B, de los años cincuenta, lo más seguro es que acabemos reconociendo que la gran mayoría de ellas tratan de cosas parecidas, están condicionadas por el miedo al comunismo, tienen argumentos sumamente estúpidos y/o están dirigidas por alguien que debería haber estado fabricando matrículas en vez de dirigiendo.
A pesar de que lo anterior no supone ningún lastre a la hora de disfrutar de según qué delicatessens, lo cierto es que hay peliculas que afortunadamente están bien hechas. El Increíble Hombre Menguante, realizada en 1957, es una de las mejores películas de ciencia-ficción de la época.
Está basada en el libro homónimo de Richard Matheson, publicado justo un año antes, y dirigida por Jack Arnold, un cineasta curtido que ya había realizado algunas de las joyas del género (It Came From Outer Space, Tarantula o Creature From The Black Lagoon) y que había sido galardonado por algunos documentales realizados para las fuerzas armadas. Teniendo en cuenta la clase de películas fantásticas que se hacían por aquel entonces, y la nula carga intelectual que éstas solían tener, esta cinta supone una grata sorpresa, porque es de las que escarban en la psicología del protagonista, como años después harían 2001, o Blade Runner.
Aunque el título de la película no debería dejar lugar a dudas, comentaré someramente de qué va.
Scott Carey sufre una exposición a una extraña niebla fosforescente mientras toma el sol en su bote. Su futura esposa se encuentra en ese momento en el interior y no resulta afectada.
Seis meses despues, ya casado y viviendo en su nueva casa, empieza a notar que algo no va bien. Primero advierte cómo sus camisas empiezan a quedarle holgadas, y asume que se trata de una ligera pérdida de peso. Pero con el paso de los días, descubre que la cosa es más que eso. Está perdiendo masa y volumen corporal de forma gradual, tan rápido, que en pocas semanas no levanta un palmo del suelo.
La película está rodada con gran acierto en la parte técnica, utilizando interesantes cambios de puntos de vista en los planos de cámara y superposición de imágenes. Además, el enorme atrezzo (mobiliario, enormes cajas de cerillas, lápices...) con el que tiene que lidiar el protagonista conforme mengua no da la impresión de falsedad. Mediante una producción muy cuidada se recreó el ambiente por el que se mueve el minúsculo Scott. Una de los efectos más interesantes, a mi juicio, de toda la pelicula, es el de las gotas de agua cayendo, que se solucionó mediante la sencilla forma de rellenar de agua algunos condones, que reventaban al impactar contra el suelo.
La película está claramente dividida en dos mitades, completamente diferentes. En la primera, asistimos a la impotencia de Scott, que ve como va desapareciendo literalmente sin poder hacer nada por evitarlo. Se vuelve arisco, autocompasivo, y descarga su ira sobre su mujer, que a pesar de todo, no le abandona.
En la segunda parte de la cinta, Scott, extraviado y solo, tiene que hacer frente a toda clase de peligros, cuando cae al sotano y depende de él procurarse alimento y sobrevivir a una monstruosa araña. Es básicamente una mezcla entre documental y pelicula de aventuras, posiblemente lo mejor de la cinta. Lejos de hundirse ante el hecho de que se verá reducido a la nada, como parece ser su destino, Scott finalmente se acepta y encuentra la fortaleza necesaria para seguir adelante, aunque a sabiendas de que nunca recuperará su vida ni verá a su mujer jamás.
El discurso final, aunque algo rancio y casposo, tiene todavía una gran fuerza:
And I felt my body dwindling, melting, becoming nothing. My fears melted away, and in their place came acceptance. All this vast majesty of creation, it had to mean something. And then I meant something, too. Yes, smaller than the smallest, I meant something, too. To God, there is no zero. I still exist.
Está basada en el libro homónimo de Richard Matheson, publicado justo un año antes, y dirigida por Jack Arnold, un cineasta curtido que ya había realizado algunas de las joyas del género (It Came From Outer Space, Tarantula o Creature From The Black Lagoon) y que había sido galardonado por algunos documentales realizados para las fuerzas armadas. Teniendo en cuenta la clase de películas fantásticas que se hacían por aquel entonces, y la nula carga intelectual que éstas solían tener, esta cinta supone una grata sorpresa, porque es de las que escarban en la psicología del protagonista, como años después harían 2001, o Blade Runner.
Aunque el título de la película no debería dejar lugar a dudas, comentaré someramente de qué va.
Scott Carey sufre una exposición a una extraña niebla fosforescente mientras toma el sol en su bote. Su futura esposa se encuentra en ese momento en el interior y no resulta afectada.
Seis meses despues, ya casado y viviendo en su nueva casa, empieza a notar que algo no va bien. Primero advierte cómo sus camisas empiezan a quedarle holgadas, y asume que se trata de una ligera pérdida de peso. Pero con el paso de los días, descubre que la cosa es más que eso. Está perdiendo masa y volumen corporal de forma gradual, tan rápido, que en pocas semanas no levanta un palmo del suelo.
La película está rodada con gran acierto en la parte técnica, utilizando interesantes cambios de puntos de vista en los planos de cámara y superposición de imágenes. Además, el enorme atrezzo (mobiliario, enormes cajas de cerillas, lápices...) con el que tiene que lidiar el protagonista conforme mengua no da la impresión de falsedad. Mediante una producción muy cuidada se recreó el ambiente por el que se mueve el minúsculo Scott. Una de los efectos más interesantes, a mi juicio, de toda la pelicula, es el de las gotas de agua cayendo, que se solucionó mediante la sencilla forma de rellenar de agua algunos condones, que reventaban al impactar contra el suelo.
La película está claramente dividida en dos mitades, completamente diferentes. En la primera, asistimos a la impotencia de Scott, que ve como va desapareciendo literalmente sin poder hacer nada por evitarlo. Se vuelve arisco, autocompasivo, y descarga su ira sobre su mujer, que a pesar de todo, no le abandona.
En la segunda parte de la cinta, Scott, extraviado y solo, tiene que hacer frente a toda clase de peligros, cuando cae al sotano y depende de él procurarse alimento y sobrevivir a una monstruosa araña. Es básicamente una mezcla entre documental y pelicula de aventuras, posiblemente lo mejor de la cinta. Lejos de hundirse ante el hecho de que se verá reducido a la nada, como parece ser su destino, Scott finalmente se acepta y encuentra la fortaleza necesaria para seguir adelante, aunque a sabiendas de que nunca recuperará su vida ni verá a su mujer jamás.
El discurso final, aunque algo rancio y casposo, tiene todavía una gran fuerza:
And I felt my body dwindling, melting, becoming nothing. My fears melted away, and in their place came acceptance. All this vast majesty of creation, it had to mean something. And then I meant something, too. Yes, smaller than the smallest, I meant something, too. To God, there is no zero. I still exist.
8 comentarios:
Un gatico! ^__^
Parece un tigre... joer, no me imagino a mi Titín ni a mi Brunito con ese aspecto... :D
Cómo qué "su mujer a pesar de todo no le abandona" estamos cansás de repetir que el tamaño no es lo que importa... y como muestra esta película es un filón.
La película la ví y flipé de pequeñita y me encantaría volver a visionarla... ya veremos si la encuentro, me pasaré por una tiendita que hay en el rastro que tienen infinida de rarezas y antugüallas.
Me ha dejado impactaíta como solucionaron el tema de las super gotas o_Ò
Y respecto al discurso final según el traductor que he usado porque yo no tengo ni flowers de inglés es aplicable en mi caso a cualquier mañana de resaca... no lo veo nada rancio ni casposo :"(
La mujer es una santa, y el gato, lo siento mucho Irene, un cabronazo satánico.
La moraleja remanente de tan filosófica pelicula está clara: Aparte de que no hay que respirar niebla de color fosforito, sabed que los perrillos son más nobles, no adopteis gatetes.
Pipilota: Lo del discurso rancio y tal... eso venía a cuento no por el discurso en sí, sino por la acción de éste junto a las bonitas imagenes de florecillas y de planetas que se ven mientras lo suelta y la musica orquestal in crescendo. Tan utópico como una portada de la revista de los testigos de jehová. Culpa mía el no concretar, en todo caso.
Y oye, si te interesan algunas de las pelis estas, siempre te puedo hacer llegar un par de dvds a través de David, que creo que sois del mismo pueblo.
No, pero quedamos asiduamente para tomar cañas, ji ji (o vamos a hacerlo. Pip, ¿se alquilan pisos de tres dormitorios por tu barrio?)... tú graba los cedeses o devedueses y me los vas pasando, anda, guapetón, y yo mientras si eso hasta podría verlos y todo.
¿asiduamente? una vez al año y eso el año que se tercia.
Como todas tus asiduidades las midas por el mismo rasero hmmm... no me quiero imaginar nada.
Ya queda menos para el día 1 ¡qué ganas tengo de cobrar!
También me tengo que pillar la de Jo que noche. No sé porque motivo o razón no fui con mis amigotes a verla al cine y salieron encantados, estuve oyendo hablar de la película semanas y luego me pasó como con la de Criaturas Celestiales, cayó en el limbo de las cosas pendientes que en mi caso es una sima sin fondo
La de "Criaturas Celestiales" la tengo recien bajadita para hacerle un fiche un día de éstos (primero tengo que terminar de revisionar Buscate La Vida). La que acabo de ver es "Man with the screaming brain", así que ya tengo material para otro post-basura.
La de "Jo que noche"... uf, es un peliculón. Yo disfruté como un enano viéndola. A ver si me copio el dvd, que se lo regalé a mi hermano por su cumple.
Otra que acabo de bajarme es Lisztomanía, de Ken Russell. Un musical rock sobre la vida de Franz Liszt, interpretado por Roger Daltrey (de los Who) y por Ringo Starr entre otros (haciendo el papel del Papa). Una ida de olla impresionante, recuerdo que la vi de pequeño en la tele, y todavía guardo el recuerdo de algunas escenas impactantes. Ya la comentaré más adelante, de momento estoy intentando conseguir subtitulos pero es tarea imposible.
¿¡Sobre Franz Liszt!? ¡Jur!
Pues el Liszt va a tener que esperar. Nada, que lo de los subtitulos parece imposible. Por más que busco, no los veo ni para la versión guiri.
Y tengo monazo, porque promete la puñetera pelicula.
El Ken Russell tiene pinta de ser un señor al que hay que seguirle la pista. No es que sea un director que haya marcado época, pero su filmografia es bastante curiosa. Muchas cosas para la TV, y casi todo bastante relacionado con la música. (http://www.imdb.com/name/nm0001692/)
Tengo que tener Tommy, la pelicula que hizo con The Who, en algún dvd perdido, a ver si la localizo.
Y ésto me recuerda que TENGO que ver Quadrophenia.
Puta época de exámenes, joder.
Mientras tanto, esta noche me he visto la de Criaturas Celestiales, así que caerá una entrada en breve. ^_^
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