domingo, octubre 21, 2007

Una iniciación al ostracismo musical

No me acuerdo exactamente cómo ocurrió, pero el caso es que ahí estaba yo, jovenzuelo adorable, audaz y musculoso, que iniciaba una nueva etapa de descubrimientos musicales. Corría 1994 o 1995 y estaba en 2º de BUP. Nirvana habían perdido mi favoritismo (¿no ha tenido una época grunge todo el mundo de mi edad?) en beneficio del que, creo yo, será mi grupo favorito siempre, Deep Purple. Que no quiere decir que sea el grupo que más escuche, ni al que más admire (sobre todo viendo lo que se hacen a sí mismos con sus últimos trabajos), pero sí es mi grupo, al que siempre vuelvo y el que me metió esa idea absurda de comprarme una guitarra eléctrica para juntarme con gente y hacer ruido en un garage. Sigo con mi guitarra, pero atrás quedaron los días de garage y sus indigestiones de semillas de ¿opio?. Pero estoy divagando...

Corría el 95 o el 96, como iba diciendo. Y se me apareció un disco que, durante muchos años, no pude dejar de escuchar. De forma compulsiva. Enfermiza. Intercalado con el Ten de Pearl Jam, con el In Rock de los Purple, con el Wish You Were Here de Pink Floyd, el Disraeli Gears de Cream... el disco, señoras y señores, era el Pork Soda, de Primus.

Realizar el despertar musical, por así decirlo, con este disco rondando en la puta cabeza, creo que desestabilizó un poco lo que vino a ser mi percepción de la armonía y la audición. A base de escuchas, el sonido del bajo de Les Claypool, se me enquistó en el cerebro, las estructuras ritmicas y, sobre todo, la aterciopelada y sedosa (es coña) voz, que parecía la de alguien a quien han sacado desnudo y a rastras de un psiquiatrico y al que le están pegando latigazos bajo la lluvia con una correa para que cante. Tenía la dudosa suerte de compartir afición por este grupo, y por muchos otros, con mi amigo Miguel Ángel, que en cierto modo fue una especie de mentor musical (todo el mundo debería tener uno, menos Tay Zonday), y nos fuimos haciendo con más cosas de esta gente. El Tales From Punchbowl, el Brown Album, más tarde el Antipop (éstos ya en época universitaria). Pero como el Pork Soda, ninguno. Vaya disco. Vaya montón de años que han pasado desde que no lo escuchaba. Y justo ayer, no sé, pero lo busqué y me lo bajé, porque la copia que yo tenía era anterior a los cds virgenes, es decir, era una cinta tdk, y cualquiera es tan nostálgico como para escuchar cosas de esas hoy día, a no ser que tengas una radio de cassetes chunga en el coche (hola Irene).

En fín, aquí van dos de mis himnos de adolescencia (Qué recuerdos...) Que usteden los disfruten si pueden.


Primus - My name is Mud


Primus - Welcome to this world (video no oficial hecho por un fan)

3 comentarios:

Pipilota dijo...

Suenan francamente a lata contra latón y el tipo del primer video es desagradable de ver mientras comes, pero tienen su mucha gracia los videos... sí, tienen su:
puntillo ;P

Divaga hombre divaga, me quedé con ganas de probar el opio en mi tierna y aventurera juventú y a estas alturas dudo mucho que experimente con ello. ¿eso no da unas infinitas ganas de dormir un sueño plácido y lleno de sueños de lo más alucinantes?

Por cierto y volviendo al asunto del post. El segundo tema el de "Welcome to this world" me gusta un montón.

Perro De Lobo dijo...

Juas, a ver si te crees que tuve una experiencia mística en un fumadero regentado por chinos, o algo así...

Un colega había conseguido semillas de opio. ¿De donde? Resulta que su señora madre las había puesto en un cuenco en su salón rococó como centro de mesa decorativo.

Una noche, mientras esperabamos a que llegara el cantante para ensayar, y sin tener ni idea ni tutoriales, machacamos las semillas, las tostamos un poco, y nos hicimos dos trompetones como dos catedrales. Tras eso, lo único que recuerdo de esa noche es que me entró el demonio en el cuerpo y, sudoroso y con fiebres varias estuve más de media hora colgado de una tuberia de aguas fecales, balanceándome como un osete koala. Como un osete koala con intoxicación por opio.

¡Esa fue mi experiencia con el opio, el gran Satán!

En cuanto a Primus... efectivamente, lata contra latón es su definición ^__^ Si Les Claypool usara su poder para el bien en lugar de para producir arritmias disonantes... Pero qué le voy a hacer, a mí me encantan. Debo tener la parte del cerebro que distingue el ruido de la música atrofiada de tanto opio y tantos puntillos!

Pipilota dijo...

pues después de lo leído, o me voy a un fumadero con chinos que me cuiden o paso. No tengo ya edad para estar media hora colgando de ningún sitio a no ser que tenga un abismo a mis plantas.